La imprenta occidental de Gutenberg tenía apenas un par de décadas de antigüedad cuando Albrecht Dürer, un joven alemán que no llegaba ni a los treinta, ya era conocido en círculos artísticos de la Europa del momento como el hombre que había introducido el claroscuro en los grabados y xilografías del momento. Es decir: como un visionario que entendió que el arte tradicional iba a tener que aprender a convivir con la reproducción potencialmente infinita que ofrecían las imprentas. O lo que es lo mismo: uno de los pioneros del diseño gráfico. Dürer, A. Autorretrato a los 28 (1500).
También tipógrafo, Dürer fue el primer artista del norte de Europa en interpretar el diseño de forma científica, basándose en principios matemáticos que en su caso extrajo de las lecciones clásicas de griegos y romanos. Por ejemplo, la retícula, elemento básico utilizado por cualquier diseñador para guiarse a la hora de trabajar, ya la utilizaba Dürer hace más de quinientos años; y hay quien asegura que fue el alemán el que inventó virtualmente el formato póster, cuando su xilografía de un rinoceronte (animal que Dürer, eso sí, no había visto en su vida) empezó a reproducirse en papel a gran tamaño. Monograma de Dürer
Pero por lo que muchos conocen a Dürer, aparte de por sus extraordinarias pinturas, es por la forma tan llamativa que tenía de firmarlas: un monograma con una a y una d mayúsculas, obviamente impregnado de todos sus conocimientos como tipógrafo, y que también puede considerarse como una de los primeras muestras de diseño gráfico enfocado a la imagen personal de la historia de occidente.
Como él, muchos otros artistas han utilizado su firma para añadir un toque personal extra a sus obras y para diferenciarse de imitadores de la manera más original posible. Conoce a algunos de ellos en el siguiente vídeo: