China es un país tan grande que casi puede ser considerado un continente por sí sólo. Por ello, si estás pensando en viajar al gigante asiático, quizá no sepas muy bien por dónde empezar. Además de las grandes ciudades: Pekín, Xian, Hong-Kong y Shaghai, hay pequeñas poblaciones que son imprescindibles si queremos empaparnos de la esencia de China y de su larguísima historia.
La ciudad de Pingyao debería formar parte de los planes de cualquier turista que pueda estar al menos un par de semanas por el país. A medio camino entre Pekín y Xian, en la provincia de Shanxi, encontramos esta ciudad de apenas 40 mil habitantes, lo cual es una cantidad ínfima cuando hablamos de un país en el que conviven miles de millones de personas.
Lo más característico de esta Pingyao, es que actualmente conserva el aspecto con el que fue contruído: una ciudad amurallada medieval que nació bajo la dinastías Ming y Qing entre los siglos XIV y XVII, aunque su historia se remonta más de 4.000 años. Esta buenísima conservación es lo que le ha llevado a ser parte de la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Pero además de sus calles, sus templos y su muralla, al visitante le pueden llamar la atención las tiendas y los lugareños que a pesar del desarrollo del país, siguen decorando sus espacios como antaño, creando una atmósfera mágica en Pingyao.
Sin duda alguna, un lugar en el que revivir una historia que con el paso de los años y de las guerras ha sido destruida, pero que por alguna razón, en Pingyao sigue viva y muy latante.
Imágenes: mckaysavage/Flickr