Me siento como un espectador
de mi propia vida.
Hoy el penúltimo capítulo.
Mañana, el final.
Y luego, un lienzo para escribir
O dibujar.
Es como un sueño constante,
Que empezó aquel día que te perdí
O cuando te dormiste para siempre,
Quizá.
Y ha pasado otro año más.
Y me siento como ese niño grande
Que salía del cascarón,
Que aún te necesitaba,
Que aún te necesito.
Ahora veo mi bienestar
En el penúltimo día.
Con todos los sueños cumplidos,
Con todo hecho ya.
Pero mañana, Dios dirá.
O eso dicen en la iglesia.
Infancia rota, juventud extraviada.
Todo lo que fue, será.
Se repetirá.
Se ahogarán los futuros entre mis dedos
Morirá el recuerdo abrazado por la ira
O la esperanza.
Dos mil veinticuatro.
Todo por hacer, todo roto,
Y vivo sin vivir en mí,
Cómo decía el poeta.
Y puede que muera, porque no muero.
Luego otro año arrancará
Otra vida nacerá
Creceremos, nos haremos viejos,
Miraremos hacia atrás y seguiremos escribiendo.
Otro año más.
Otro año menos.