Tomar el control y trastocar los planes de vuelo de un avión puede ser tan simple como utilizar con fines poco honestos el WiFi o uno de los sistemas de entretenimiento que se encuentran en muchos aviones. Según un reciente informe de la Government Accountability Office (GAO) de los EE UU, una agencia independiente que realiza estudios estadísticos y auditorías para el Gobierno, en muchas ocasiones con la inclusión de Internet y las nuevas tecnologías, las aerolíneas no piensan en las posibles brechas que pueden comprometer la seguridad de todos los pasajeros.
"La conexión a Internet crea un enlace directo entre los aviones y el mundo exterior, lo que a veces puede suponer la irrupción de cibercriminales", explica la GAO. Su investigación se centra en las compañías aéreas estadounidenses, pero las conclusiones sobre este tipo de vulnerabilidad pueden extrapolarse a cualquiera de las que hoy están en activo y ofrecen a los viajeros este tipo de servicios.
Al parecer, y aunque se cuente con ciertas barreras de seguridad para evitar ataques exteriores, si los controles del avión comparten la misma conexión o el mismo router que los dispositivos que utiliza el pasaje, éstas son fáciles de derribar y cualquiera podría acceder al sistema de la nave.
También los virus que en ocasiones están presentes en las páginas que visitan los viajeros pueden abrir la puerta para que algún programa malicioso infecte o se instale en el control.
De todos modos, algunas compañías no cuentan con esas barreras, ya que al tratarse de una relativa novedad en los vuelos algunas aerolíneas no han calculado lo expuestos que podrían llegar a quedar. Eso sí, algunas de ellas han estado trabajando con expertos en ciberseguridad, como los de la NSA, para evitar peligros innecesarios e identificar los posibles riesgos.
"Las aerolíneas deberían centrarse en fijar criterios estándar que pudieran evitar que los terroristas que viajen, por ejemplo, con un portátil puedan hacerse con el control del avión a través del WiFi", sugirió Peter DeFazio, congresista demócrata de los EE UU y miembro del Comité de Transporte e Infraestructura del país.
Los pilotos lo niegan
La reacción ante este polémico informe no se ha hecho esperar. Phil Polstra, cualificado piloto y profesor de la Bloomberg University, afirma que el estudio de la GAO está plagado de errores y alega que la institución ha encargado el análisis a investigadores que no conocen a fondo el funcionamiento moderno de los aviones.
Polstra defiende que los controles de las naves no están conectados mediante WiFi y que es "irresponsable" por parte de la GAO afirmarlo ya que genera alarma social. A su juicio, asegurar que cualquiera es capaz de hackear el sistema de mandos a través de esta conexión tiene tanto sentido como decir, por ejemplo, que los pasajeros podrían hacerlo simplemente por estar dentro del avión.