Cuando tienes veintitantos te enamoras y desenamoras cada día, suspiras cuando ves una peli rosa y cuando llega el chico de tus sueños, no hay quien te baje de la nube.
El desencanto llega varios años después y con más de una relación fallida, tu mood cambia y la mejor arma es cerrarte por completo. El odio amar es tu nuevo estandarte: Si lo odias será más difícil que te aplaste.
No estoy segura que el odio al amor funcione y menos cuando secretamente lo anhelas porque más que protegerte estarás cultivando frustraciones.
En Something´s Gotta Give (2003) hay una fabulosa escena donde la madre le explica a su hija que lo que vivió con su padre fue EL momento de su vida, y aunque ya no están juntos, lo que duró fue maravilloso. Además de que la madre tiene una increíble inteligencia emocional para hablar de un matrimonio fallido (creo que eso solo pasa en las pelis), le explica a su hija que no hay necesidad de cerrarse al amor sólo para evitar que la lastimen y la empuja a vivir ESE momento.
No puedes esconderte del amor por el resto de tu vida sólo porque puede o no puede funcionar.
Los corazones rotos son experiencias que te ayudarán a determinar lo que quieres y lo que no quieres en una relación. Te ayudarán a conocerte y podrás aprender de tus acciones y tus reacciones. ¿Sufrirás?, es probable pero nada que a la larga no puedas superar.
A veces tienes que dejar de analizarlo, planear el futuro y desmenuzar exactamente el cómo te sientes. A veces sólo necesitas dejar que te sorprenda.
La próxima vez que te encuentres buscándole pretextos al ligue en turno, detente. Recuerda que el que no arriesga no gana y si le dices no, puedes perderte ESE momento.