Esta especie solo puede vivir en el río Mary, en Queensland (Australia) y gracias a sus órganos similares a las branquias dentro de su cloaca -un orificio utilizado para su excreción y apareamiento- puede permanecer bajo el agua hasta por tres días.
Pese a su aspecto rebelde, es de las especies más pacíficas, lo que la puso en la mira de cientos de cazadores que la capturaron para venderla como mascota en los años 60 y 70. Cada año se habrían enviado 15 mil crías a tiendas veterinarias de Australia.
Ahora, está en peligro de extinción. Motivo por el que la que la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) la clasificó en el puesto 30 de una lista de reptiles más vulnerables. El conteo lo encabeza la tortuga de cabeza grande Madagascar y le sigue la boa de Isla Redonda, un camaleón endémico de Madagascar o la tortuga boba papuana, comúnmente conocida como tortuga Ramsay.
“Si perdemos estas especies, no quedará nada parecido a ellos en la Tierra”, señaló Rikki Gumbs, coordinador de la lista de reptiles.
Otra especie no tan exótica, pero que también debemos cuidar
Las jirafas también están en peligro de extinción. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza señala que únicamente se cuenta con 97 mil 600 ejemplares actualmente. La deforestación, la caza ilegal y los distubios militares son las principales causas.
En menos de 30 años, las jirafas han descendido su población en un 40% si no hacemos algo para salvarlas, tendremos mucho que lamentar...