Durante estos siete días festivos, las calles de Murcia se llenan de demostraciones de nuestra cultura autóctona, influenciada por la huerta. Si tenéis ocasión de acercaros, disfrutaréis de las ‘barracas', típicas construcciones de la época, en donde podréis degustar algunos platos típicos de la gastronomía murciana, tales como los paparajotes (una masa frita sobre una hoja de limón), el zarangollo (una especie de pisto a base de calabacín) o, por supuesto, los embutidos de la tierra: longanizas, salchichas, morcillas, montaditos.
Con sólo salir a la calle se puede oler en el aire ese aroma tan característico de los platos caseros, pero aunque el buen comer es uno de los principales atractivos de las fiestas, no queda ahí, habiendo demostraciones de la cultura murciana como, por ejemplo, la cría y elaboración de la seda, la exposición de artilugios típicos de la huerta y la presentación de bailes y espectáculos relacionados con la jota murciana y los atuendos huertanos.
Precisamente el vestuario de huertano o huertana es otro de los puntos clave del Bando de la Huerta, y es raro no ver a nadie vestido con las enaguas y refajos bordados en el caso de ellas y los zaragüelles, chalecos y fajines para los chicos. Todo esto con medias y esparteñas como complementos claves, y muchos claveles adornando el conjunto, como símbolo de la ciudad.
Sin duda, toda una celebración en honor a la huerta, nuestras costumbres y nuestra cultura. No obstante, resulta curioso que, el origen de estas fiestas tuviese un fin totalmente contrario al que hoy nos enorgullece y, al parecer, se organizase por jóvenes burgueses que intentaban desprestigiar las tradiciones más ancestrales.
Sea como sea, es una perfecta excusa para divertirse, pasarlo en grande y conocer mundo.
¿Conocéis Murcia? ¿Qué es lo que más os gusta de esta ciudad?