Por ejemplo al finalizar el año, al cumplir un nuevo año de vida, constituyen una etapa de ruptura y de inquietud por el futuro próximo y, por eso, no siempre es tan placentera y tranquila como se desearía.
En este contexto de cierre y apertura de nuevos caminos, la música es una excelente herramienta para recuperar el equilibrio energético, reunir las fuerzas necesarias para los proyectos en danza (así como los nuevos) y trabajar intensamente para lograr la transformaciones que necesitas para sentirse mejor.
Este artículo te ofrece una guía esencial para aprovechar las ventajas de la música y lograr el bienestar.
I.- Escuchar música a solas
Esta técnica produce una intensa reflexión introspectiva. Casi todas las personas han recurrido alguna vez a la famosa terapia casera de escuchar música para relajarse y despejar la mente. Casi de manera instintiva, los seres humanos saben que las melodías los harán sentir mejor en poco tiempo. La frase que "la música calma las fieras" vale para todos los momentos en que nos sentimos saturados de problemas y sumamente estresados.
Dedicarse un tiempo a escuchar una música preferida nos "carga las baterías" para afrontar los momentos difíciles, brinda tranquilidad y mejora la comunicación con uno mismo y el entorno. El colocar música ambiental en restaurantes o incluso centros comerciales, no es una casualidad, sino que tiene un estudio previo, acerca de los efectos de la música en las personas.
No siempre tiene que ser una melodía lenta, también, puede ser una música rítmica y hasta del tipo heavy metal, pues todo depende de la conexión personal e intransferible con esa composición, que es percibida de forma única por cada sujeto.
Para realizar esta técnica, procura quedarte en alguna habitación a solas y pone tu canción a un volumen medio; procura no aturdirte, porque el objetivo de esta escucha es comenzar a pensar en ti mismo, sin estímulos externos que no alteren o impidan la concentración.
Busca una posición corporal cómoda y muévete al ritmo de la canción elegida. Recuerda que la forma de comunicarte con la energía de dicha música es absolutamente personal; de hecho, muchas personas escuchan su tema favorito mientras escriben su diario íntimo, tejen o cocinan, y de ese modo, también se están energizando con esta técnica casera.
Repite la canción tantas veces como te guste; no escuches el disco completo si no quieres, solamente aquella composición que disfrutas de verdad en ese momento.
Imagina situaciones del futuro o imaginarias en la que te ves desempeñando un rol que te agrada y disfrutas de ello. Puede ser una fiesta, un trabajo, un viaje, etc.
Continúa con esa visualización y ve mezclando los sucesos imaginarios con conversaciones con tus seres queridos; recrea encuentros que te han quedado pendientes, planea cosas que en realidad pueden suceder y ve definiendo algunos objetivos para el año siguiente.
De este modo, a partid de un acto imaginario, lograrás esbozar algunos proyectos placenteros para cumplir en los meses que se aproximan.
Repite esta sesión musical todos los días que desees, mientras sigues trazando el camino que quieres seguir, en relación con ese plan que surgió de tus deseos imaginarios.
II.- Escuchar música en grupo
Esta técnica favorece una sinergia fortalecedora y renovadora.
Si alguna vez has asistido a un recital, a un festival musical o a una discoteca, seguramente comprenderás el intenso efecto energético que tiene el acto de cantar y escuchar música en compañía de varias personas (aunque se trate de desconocidos).
Esta conjunción de fuerzas se potencia aún más en los momentos claves, como las reuniones con los seres queridos, porque se han encontrado con el propósito de comunicarse, divertirse, reír, conversar y pasar un rato alegre algunas horas.
En estos casos, tampoco hay que circunscribirse a un sólo tipo de música: las melodías suaves y lentas son ideales para conversar, comer, con un sonido ambiente, pero las melodías bailables son insuperables para conectarse a través del cuerpo y del canto alegre y despreocupado.
La reunión puede darse en el marco de una cena, como la de Noche Buena, o bien en cualquier momento en el que te juntes con tus seres queridos.
Si la cita ya fue planeada, lo recomendable es pedir a cada uno de los convocados, que aporte la música de su agrado, para compartir con los demás.
Para proceder con esta técnica, divide la reunión en dos partes: al principio del encuentro, elije melodías suaves para acompañar diálogos y conversaciones en grupo.
En la segunda fase (después de comer y cuando la charla decae), elije alguna melodía que se pueda bailar; mejor si es en castellano para que, además, se pueda cantar.
Si cada uno de los invitados trajo su música, que la vaya haciendo escuchar, para que los demás del grupo puedan conocerla. Si nadie ha traído música, sugiereles que busquen entre los temas que hay en la casa, aquél que quieran escuchar.
Deja fluir las conductas con respecto a la música y acompaña las intenciones de quienes quieran cantar o bailar con esas melodías. siempre se podrá formar un grupo para divertirse con las melodías y comunicarse a través de la energía de la música.