Detalle del cuadro
El artista llegó a esta admirada dama a través del doctor Pozzi, a quien había retratado años antes y de quien se rumoreaba que había tenido un affaire con ella. De hecho, los periódicos sensacionalistas de la época hicieron frecuentes menciones a Virginie y sus aventuras extramatrimoniales.
A Madame X no le gustaba posar y siempre tenía alguna excusa para interrumpir las sesiones o posponerlas, pero ambos perseguían un objetivo: él, seguir pintando a la alta sociedad para vivir holgadamente y ella, el de ser respetada por la alta sociedad parisina. Sin embargo, el cuadro fue muy criticado y levantó un gran revuelo por uno de los tirantes del vestido negro de Virginie, que resbalaba de su hombro. El afamado retratista repintó el cuadro y colocó el tirante donde lo vemos actualmente. Eso sí, se negó a retocar el escote.
El retrato de Madame X actual (izda.) y la pintura original (dcha.)
Resulta cuando menos curioso que una sociedad que parecía moderna se escandalizara por algo así. Dudo que hoy ocurriese lo mismo porque ese pequeño detalle pasaría completamente desapercibido. Pese a todo el alboroto, Sargent siempre dijo que era lo que mejor había pintado y en la actualidad el retrato de Madame X está considerado como una de las mejores obras del siglo XIX.