Roma está plagado de templos y no precisamente de la Roma antigua... ¿de qué estoy hablando? pues ni más ni menos que de las heladerías. Los italianos son los mejores heladeros del mundo así que no entiendo por qué Italia se empeña en ser el país de la moda si precisamente éstos suculentos gelatos son el peor boicot que se le puede hacer a las campañas de publicidad de Dolce&Gabanna.
No, no es justo. Yo también quiero ser Bianca Balti y hacer degustaciones de todos los sabores de helados que existen mmmmm que ricos! Por si fuera poco, resulta imposible tomarse un helado sin perder la clase cuando la bola de helado se trata de un tocho gigante sacado de un espatulazo de la tarrina y pegado de aquella manera al barquillo... sí, te va a chorrear y te mancharás, te chuparás la mano para limpiarte y al final mancharás también el suelo. Has perdido medio helado porque se ha derretido antes de que pudieras comerlo entero ¿alguna vez te has comido un kebab? pues eso...
Pero dejando a un lado lo negativo, no es nada comparado con la experiencia de probar uno de los mejores helados del mundo, buenos, bonitos y en comparación con España, muy baratos. Para dar con un buen helado, es de cajón evitar los lugares donde también venden pizza, pasta, cafés... el tema heladero en Italia es demasiado serio como para dedicarse también a hacer pizzas y viceversa. Además no cierran en todo el año.
Los buenos helados deben ser aromáticos y no disolverse en la boca. Eso significa que llevan sustancia y no te venden aire, nunca mejor dicho. Algunos helados son de colores demasiado artificiales (helado azul Pitufo, helado arco iris... o lo que es lo mismo, colorantes artificiales) también son artificiales los helados muy hinchados de los expositores.
Además el helado no debe estar excesivamente frío aunque resulte chocante. Es por eso que los buenos helados pueden tomarse todo el año. Y si te encuentras con escamas de hielo significa que no ha mantenido una temperatura adecuada o que está pasado.
Éstos consejos que me he sacado de la manga, en realidad los he encontrado en este interesante post que habla sobre las heladerías de Roma. Además probamos la heladería number one: Frigidarium, y no solo porque Carol lo diga. Nuestros amigos romanos Mauro y Regina, también coincidieron con la heladería y allí que fuimos. Pero os hablaré de muchas más.
1. FRIGIDARIUM, LA MEJOR DE LAS MEJORES (zona Piazza Navona)
Cuando se trata de la referencia heladera no es solo porque tenga de los mejores helados de Roma, más de un 50% del helado es de producto natural. El sabor es 100% auténtico. Su precio también es asequible para cualquiera así que no hay excusas para probar un helado 10. La bola pequeña de barquillo cuesta 2 € pero es como una bola maxi familiar en España. Además puedes ponerle una cobertura de chocolate blanco o normal. Aconsejan el helado de pistacho y yo lo probé con cobertura de chocolate blanco y está espesiaal! sin duda uno de los mejores recuerdos que me traigo de Roma es el sabor auténtico de pistacho. Está situada dos calles atrás de la Plaza Navona, a menos de 2 minutos. Via del Goberno Vecchio 112
2. GIOLITTI (zona Panteón)
Lleva poniendo helados desde 1900 y por eso la decoración y el vestuario de los heladeros es de la época. Cuando mucha gente hace cola para probar un helado significa que merece mucho la pena esperar; además las colas son ligeras. Por eso si estás por la zona del Panteón y ves ese letrero bien grande que indica el nombre de la heladería, no te lo pienses dos veces y entra. Los sabores que ofrecen estas heladerías son de lo más chocantes; por ejemplo aquí podrás probar el helado de pera, higos y nueces al toque de ron en un solo sabor: Vacaciones en Roma. Todo esto con la base más natural y prescindiendo de colorantes o conservantes. El precio de las tarrinas y los barquillos es de 25 €. Via Uffici del Vicario, 40
5. FATAMORGANA (Trastevere)
Es de las heladerías más jóvenes y hay varias dispersas por toda Roma pero tal vez una de las que mas a mano te pille es la del Trastevere. Sin aditivos, ni colorantes, ni conservantes; al igual que las anteriores es totalmente natural y deliciosa. El precio de la tarrina pequeña es de 250 €. Via Roma Libera 11
4. IL GELATO DI SAN CRISPINO (Fontana di Trevi)
Posiblemente la heladería más famosa de Roma, entre otras cosas porque aquí fue donde Julia Robers decidió tomar su helado en la película de Come, reza, ama. Aquí las cremas no están a la vista, lo que para algunos es negativo. Sin embargo si se trata de cremas de leche o fruta, necesitan temperaturas diferentes de mantenimiento y es por eso mismo por lo que se encuentran tapadas del exterior. Además tampoco sirven barquillos porque dicen que estropea el sabor del helado... ¡que dura crítica, con lo que a mi me gusta el barquillo! El precio de la tarrina pequeña es de 35 €. Via della Panateria 42
3. VALENTINO (Fontana di Trevi)
Si los 35 € de San Crispino se te van de presupuesto, a la vuelta de la esquina tienes la heladería Valentino. Esta heladería familiar no es menos que las anteriores. Con una gran experiencia heladera a sus espaldas ofrece todo tipo de sabores caseros y auténticos, hechos con productos naturales. Es por eso que también gusta mucho tanto a turistas como a los propios romanos, así que si te dejas caer por la Fontana di Trevi, que no lo pongo en duda, no olvides pasarte a probar tu helado. El precio de la tarrina pequeña es de 2 €. Via del Lavatore, 96
¿Has probado los helados de Roma? ¿Cuál es tu heladería favorita? :)
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