Llevo un tiempo sin dormir.
Llevo, así es, tiempo, solo tiempo,
sin que la dama blanca invada,
con sus aromas de noche,
mi rutina.
Llevo tiempo viviendo, andando caminos,
a veces riendo, otrora llorando.
Llevo tiempo, sí, a veces corriendo.
Sin pensar, sin sentir, sin vivir,
y acaso sin olvidar, u olvidando y sintiendo.
Llevo un tiempo con un sueño que es de dos,
y que será, o quizá lo es ya,
profunda realidad.
Llevo un tiempo queriendo vestir de seda
lo que a veces es de hielo.
Llevo un tiempo queriendo querer…
Llevo un tiempo queriendo no leer epitafios…