Laura no está.

Nada soy sin Laura
solo estoy sin su amor
nada soy, sin Laura, … sin su amor.
“Cuando tu no estás” (1966)
Hoy he recibido el siguiente SMS:

No llamándome yo Laura (ni en el hipotético caso de haber nacido niña pues mi madre dice que me hubiesen puesto Raquel), he comprendido que se trataba sin duda de un error y he estado tentado de contestar directamente al mensaje. Pero por si acaso se trataba de algún cebo publicitario para suscribirse a algún servicio de esos tan caros, he preferido añadir el teléfono que aparecía junto al mensaje a mis contactos, bajo la denominación de “Desconocido” y me he conectado a Whatsapp. Desde allí no sólo he contestado el mensaje con tranquilidad sino que he podido ver el rostro del remitente: un chaval veinteañero bien parecido pero algo flaco a mi juicio.
Le he respondido con un lacónico: “Este no es el teléfono de Laura”  y el se ha disculpado. Me hubiese gustado orientar a mi interlocutor pues lo veía muy perdido, pero soy de la opinión que se aprende mejor a base de golpes y no hay aprendizaje con golpes más duros que el necesario para tratar con las mujeres.
Porque, amigo “Desconocido” que tengas dudas sobre si Laura te cogerá o no el teléfono es señal de que tu mismo te das cuenta de que no está muy interesada en ti que digamos. Pero tu insistes, te niegas a aceptar la cruda realidad y piensas como muchos hombres que las mujeres son como cajas fuertes que tienen una combinación que hace que se abran y que sólo hay dar con ella. Pero no amigo mío, las mujeres, son personas y desde hace algunas décadas ya, tienen la manía de tomar sus propias decisiones, las puñeteras.
Sabes, si no es para nada ¿para qué quieres llamarla? ¿De qué puedes hablar con ella durante dos minutos?¿Qué se puede hacer interesante en dos minutos por teléfono? Como no le cantes dos veces la versión que del Vals del Minuto de Chopin hizo Nacha Guevara ¡ya me diras! y en ese caso llámame también a mí pues no quisiera perdérmelo. Créeme si una mujer está interesada en ti te cogerá el teléfono, incluso, ¡te llamará ella!  Sí, esas cosas suceden sólo que requiere que la mujer esté tan interesada en ti como tú en ella.
Pero querido Desconocido sabes lo que es más amargo de todo, que pienses que Internet móvil no va o que tu celular está averiado. Cuando te he mandado el Whatsapp ha funcionado de rechupete. ¡Pero que tontos podemos llegar a ser los tíos! Dudo que hayas marcado el número de Laura como se hacía antiguamente desde el teclado. Ese número está almacenado en tu teléfono y entre todas las posibles causas que te incapacitan para ponerte en contacto con ella la más triste es que te diera mal su número a propósito. Sólo tenía que darte mal una cifra y ¡hala! ya tienes el teléfono de tu seguro servidor y no el de Laura. Y tú mandándole besos…¡Ay!
Amigo mío, olvídate de Laura. Te lo digo yo que por la foto intuyo que he vivido mucho más que tú. Todos hemos tenido una “Laura”  yo también y ¿sabes?, no hay nada que hacer. Déjala en paz. El mar está lleno de peces y obsesionarte con una merluza puede impedir que veas a esa pescadilla que no está nada mal y que lleva tiempo moviendo sus aletas para llamar tu atención. Así que venga, deja de pensar en Laura. No le gustas, no le interesas. Respeta su decisión. Sé que estás cosas duelen, pero se te pasará cuando te cures de esa enfermedad llamada juventud.
Por cierto, también deberías respetar al ingeniero coreano que ha sudado sangre para diseñar el corrector ortográfico de tu celular y que tu te niegas a utilizar.