Las Pintoras de la Ilustración. [Madame de Lambert empujó el feminismo ilustrado]

   El siglo XVIII fue una etapa de intelectualidades intensas en el plano femenino. La Ilustración trajo consigo grandes revoluciones y arrastró corrientes de pensamiento diversas en las que algunas mujeres participaron activamente y dejaron su impronta en las letras y en otras artes. Actualmente dichas mujeres van cobrando mayor interés y protagonismo por su aportación al desarrollo de las artes de aquel momento, como por ejemplo en la filosofía y en la pintura. En las corrientes filosóficas sobre la recién inaugurada Estética como disciplina de pensamiento propio hubo pensadoras en Francia de gran relevancia y cultivada elocuencia, que aportaron nuevas ideas sobre la igualdad entre hombres y mujeres, y sobre la poderosa fuerza que las mujeres poseen para el pensamiento y el estudio, que prácticamente siempre les había sido negado, y al que solo las mujeres de alto rango podían acceder, no en algunos casos sin dificultades. Hubo una gran mujer, fundadora y líder de un importantísimo salón, conocida como Madame de Lambert, que proporcionó grandes y novedosas ideas al campo de la filosofía y el pensamiento de la época. En concreto en lo referente a la Estética, y en su caso al análisis del gusto, tema candente en la época, Madame de Lambert quiso poner de manifiesto y así lo dejó como un gran legado en sus escritos, que las mujeres no estaban impedidas para el pensamiento por ser dominadas por el afecto, como así lo afirmaban sus críticos, sino que por el contrario el afecto no perjudica al entendimiento, ya que es el propio afecto el que suministra nuevos espíritus, nuevas ideas que se muestran mucho más limpias y más desenredadas. Son sus mismas palabras las que nos iluminan claramente esta nueva ponderación que empujó un feminismo tan necesario en aquella época para que las mujeres avanzaran hacia su verdadero posicionamiento en la sociedad. No en vano, su salón alcanzó tal popularidad que se considera la antesala de la Academia Francesa.

Un solo movimiento del corazón, un afecto

tiene más crédito sobre el alma, que todas las

sentencias de los Filósofos

Madame de Lamber

   Las Academias eran los lugares establecidos en la época para la formación de los artistas y el acceso a las mismas era controlado al máximo por los propios miembros que defendían así sus prerrogativas frente a otros artistas y sobre todo frente a las mujeres, restringiendo su incorporación o evitando su nombramiento como miembros de pleno derecho. Las mujeres que obtenían el privilegio de formar parte de las Academias (Angelica Kauffmann, Elisabeth Louis Vigée-Lebrun) tenían prohibida la asistencia a las clases de desnudo. Esto dificultaba el acceso a una sólida formación, que incluía el estudio del natural, de la que sí disfrutaban en cambio sus colegas varones. Por este motivo las mujeres no podían consagrarse a géneros como la pintura de historia o mitología, que implicaban un conocimiento pormenorizado del cuerpo humano, viéndose obligadas a cultivar géneros considerados “menores” como el retrato, el paisaje o la naturaleza muerta, a la vez que se les cerraban las puertas del éxito, ya que en los Salones y concursos eran especialmente valorados los grandes temas históricos o mitológicos.

   Por ello, está más que justificado este pequeño homenaje a la pintura creada por estas valientes y talentosas mujeres que fueron capaces, a pesar de las dificultades, de formarse y crear obras pictóricas de gran belleza y sensibilidad, y de las que hoy podemos disfrutar sin prejuicios absurdos. El talento y la creatividad nunca fueron dones de un solo género, ni el entendimiento procede de un único origen, sino que es de toda aquella persona que lo exprese, sin distinciones de ningún tipo.

Fuentes

Curso de Estética y Teoría del Arte en el siglo XVIII, impartido por el profesor Juan Manuel Prada.

Biblioteca de la UNED.

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