Blackie, la Fender Stratocaster de Eric Clapton, es un buen ejemplo de una guitarra famosa. Era negra y blanca, y estaba montada con partes de tres Stratocaster que Clapton había comprado en Nashville, en los setenta. El guitarrista la subastó a mitad de los ochenta en 959500 dólares, que donó a su fundación Crossroads, su centro de rehabilitación.
Old Black es la Gibson Les Paul Goldtop vintage que Neil Young adquirió en 1969, y que usó para grabar la mayoría de las canciones eléctricas que interpretó.
En la portada de Born to Run, en 1975, Bruce Springsteen aparece con una guitarra colgada del hombro. Muchos la identificaron como una Telecaster, pero en realidad es una Fender Esquire de los cincuenta, con considerables modificaciones, algo bastante usual en muchos músicos.
Durante 40 años Willie Nelson ha usado la misma Martin N-20 acústica con cuerdas de nylon, a la que bautizó Trigger, un diseño clásico con un llamativo agujero en la parte frontal.
Jimmy Page usó, para grabar Stairway to heaven, una Gibson EDS-1275 de doble mástil, uno con doce y otro con seis cuerdas.
George Harrison tocaba una Gretsch, hasta que en 1963 la compañía le regaló a los Beatles una Rickenbacker de 12 cuerdas, de la que se enamoró inmediatamente.
La foto que ilustra este artículo es una Flying V, una Gibson de 1958, que era la guitarra habitual de Lonnie Mack, un pionero en los solos de guitarra del rock.
Pete Townshend tenía nueve Gibson Les Paul modificadas, identificadas con números porque debían afinarse en modos distintos. La que está usando el guitarrista de The Who en “The kids are alright” es la número 5, la más famosa de la colección.
Y también hay guitarras famosas por su corta vida, como la Stratocaster que Jimi Hendrix tocó en el Monterey Pop Festival de 1967, y a la que terminó prendiendo fuego en el escenario. Su diseño “flower power” se popularizó y replicó muchas veces. John Mayer usa una guitarra igual.
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