Hace unos pocos días los viajeros amantes de las mascotas recibieron una buena noticia de parte de uno de los aeropuertos internacionales más concurridos del mundo, el John F. Kennedy. Los responsables del aeropuerto más grande de la Gran Manzana neoyorkina comentaron a los medios de comunicación que se está habilitando una zona exclusiva de la terminal para acoger a los más de 70.000 animales que transitan al año por este nudo logístico. Parece una cantidad pasmosa, pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que por este inmenso aeropuerto de Queens pasan al año cerca de 45 millones de viajeros procedentes de todos los rincones del mundo. Aunque los medios de comunicación la han bautizado como “terminal para perros”, las instalaciones pretenden acoger a todo tipo de animales, desde mascotas tradicionales como perros o gatos a caballos, peces, aves, reptiles, ganado de todo tipo&. Esa ambivalencia de “clientes” hace que la terminal haya adoptado el nombre de reminiscencias bíblicas “Arca“.
El “Arca” exclusiva del JFK ocupará un espacio de más de 16.000 kilómetros cuadrados que se distribuirán de forma racional para ofrecer diferentes servicios adaptados a las necesidades de cada mascota o de cada animal: zonas de descanso climatizadas, áreas de juegos monitorizados, sala de alimentación, zonas verdes lúdicas, sala de atención veterinaria, etc. Según la dirección del JFK, el objetivo fundamental del “Arca” es doble: por una parte, garantizar la salud física y psicológica de los animales que utilizan las instalaciones aeroportuarias y, por otra parte, facilitar esos engorrosos trámites administrativos relacionados con las cuarentenas, la verificación de pasaportes y chip, la comprobación de las vacunas reglamentarias, etc. Todos los planos de la nueva terminal “pet-friendly” o “animal-friendly” están hechos y consensuados y se prevé que comience a funcionar a partir del año 2016.
Según diferentes Organizaciones que trabajan en pro de los derechos de los animales, el JFK y su proyecto “Arca” marcan un antes y un después en la concienciación de los derechos de estos seres vivos y de sus cuidadores y, también, es un paso más para intentar evitar esos desgraciados de “accidentes” que sufren las mascotas y los animales en sus desplazamientos aéreos por el mundo.