~LA PERLA DE DELFT (PAISES BAJOS)~



Fue casualidad, el cuadro de la Joven de la Perla y más tarde la película que se hizo tomando dicho lienzo como argumento, me llenó de curiosidad por este pintor que ya me había deslumbrado con su obra en los museos de Europa y sin embargo, sabía muy poco de su vida. Ávida como siempre de saber, me leí todo lo que pude encontrar sobre tan afamado pintor y maestro de la luz y el nombre de la ciudad en que nació hizo que mis vacaciones tuviesen un título ese verano. Delft, situada en los Países Bajos no solo me llenó de esa luz que tanto veneraba del maestro pintor, sino que me puso en contacto con una actividad cultural y unos grupos muy especiales que hacían del arte su camino y su fín.

La ciudad es magnífica, con más de 750 años de antiguedad, cuyo nombre viene de Oude Delft (cavando el canal) y que tuvo su origen en varias vecindades que se fueron juntando hasta que en 1246 recibió definitivamente el título de “ciudad”.



Ha sido devorada dos veces por los fuegos; la primera vez en 1536 cuando la aguja del reloj del Nieuwe Kerk voló por los aire hecha flecha de fuego al ser sacudida por un relámpago; la segunda vez en 1654 por motivo de una explosión de la dinamita almacenada en los sótanos del convento Pobre Clares (80.000 libras de pólvora), que hizo cenizas cerca de 200 casas.

La Compañía de las Indias Orientales tuvieron aquí sus oficinas principales a raíz de abrir una oficina y una sucursal en la ciudad. El comercio enriqueció a todos con la entrada de los productos traídos de tan remotos lugares como fueron las especies, el café, el té y la porcelana china que quizás sea el origen de la hermosa porcelana tan típica de la ciudad.



A partir del siglo XIX los Países Bajos se quedaron atrás en el avance de los más industrializados del centro de Europa. Necesitaba técnica que estuviese respaldada por buenos conocimientos de los oficios y es por lo que la Academia Real para Ingenieron Civiles se fundó; esta academia se estableció en un edificio desocupado donde antes había estado la escuela de artillería. La Academía de entonces se ha convertido hoy en Universidad Técnica teniendo más de trece mil estudiantes registados en Delft.

Se puede palpar la cultura por todos lados, en las innumerables tiendas de libros antiguos que se esconden por las esquinas de su calles entre canales, pero es el aire el que trae ese ambiente único de las Universidades y de las Escuelas Técnicas el que le da un color especial. El comercio y las empresas conforman sus escuelas más importantes, El Instituto de Normnalización Holandés, el de Medición Holandés, el Software Exacto, Delft Instrumentos, son perlas que como el cuadro nos lleva a la más sublime luz y saber. Este ambiente estudiantil le da a la ciudad un ritmo especial entre luces y lenguas extranjeras que vienen a perfeccionar sus conocimientos.

En los últimos años ha tenido un gran atractivo para el turismo que ha encontrado un remanso de paz en este rincón de la vieja Europa, hay tranquilidad y una infraextructura hotelera muy buena. Los puntos más llamativos además de ser una vieja escuela de saber, es tambien la Porcelana Azul llamada Delftware.

Pero para quien ama la pintura de Johannes Vermeer nacido en la ciudad en 1632 no puede por menos de dejarse llevar por la imaginación del juego de luz que tiene esta ciudad, sus árboles y sus canales dejan pasar los rayos del sol a través de ellos hasta la ventana de tu habitación, madera que se vuelve rubia con esos abrazos y recuerdan una y otra vez como entraba la luz en los cuadros del pintor, haciéndose el principal intérprete de toda su obra.



No hay que olvidar a otro hijo querido de la ciudad el científico Antoni van Leeuwenhoek (1632-1723) quien pulió unas lentes minúsculas que aumentaban la imagen hasta 266 veces, montándolos luego en un interesante aparato: el microscopio. Quizá Vermeer el pintor le rindió homenajes en sus obras “El Geógrafo” y “El Astrólogo”. Van Leeuwenhoek fué el administrador de la herencia de Vermeer despues de su muerte.

Está enterrado en la iglesia Oude Kerk.Naturalmente los edificios públicos se llevan de calle toda la arquitectura de la zona, las agujas del gótico rompen el cielo, mientras en sus templos se escuchan las interminables letanías de las mujeres que hacen penitencia. Hay algo en el ambiente que no parece de esta época, quizás este impregnada de pasadas energía y de tanto fragor comercial como tuvo.

Un lugar digno de visitar, cercano y que a la vez que se aleja de la furia turística….

Los lugares dignos de visita están en el centro de la ciudad: Oude Kerk (Iglesia Vieja) curiosamente doblada debido al lugar en que se asienta. Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva) aqui podemos encontrar el Panteón de la Familia Real Holandesa (destaca su torre que es la segunda más alta del país).El Prinsenhof (Palacio del Príncipe) hoy convertido en Museo. Y por último el Ayuntamiento que nos dará una visión más real de la ciudad.

Una nueva cita me hizo amar más aún la ciudad: El cineasta Werner Herzog filmó en esta localidad los exteriores del filme Nosferatu hace miles de año ya….

Imposible pedir más.

Hotel recomendado: Best Western Museumhotels Delft **** hb doble 143 €

DAMADENEGRO 17/4/2009

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