El busto de la Dama de Elche
La Dama de Elche, de 56 centímetros de alto, fue descubierta el 4 de agosto de 1897 por el médico Manuel Campello Antón, que la exhibió sobre un taburete en el balcón de su casa. El 30 de agosto de ese mismo año se trasladó hacia el Museo del Louvre de París causando el disgusto y la desaprobación de los ilicitanos y el resto de españoles.
Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939 fue llevada por motivos de seguridad al castillo de Montauban, en el sur de Francia. Dos años más tarde, el 10 de febrero de 1941, la Dama de Elche entraba en España por la frontera de Portbou.
Durante 30 años la emblemática escultura fue alojada en el Museo del Prado, hasta que en marzo de 1971 fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional donde hoy puede contemplarse. Solo en 1965 y 2006 viajó a Elche. La primera por la celebración del séptimo centenario del Misterio de Elche; la última de forma provisional durante seis meses.
Mujer fotografiando la Dama de Elche
La opinión más generalizada es que se trata del retrato de una mujer. Se interpreta como el retrato de una dama de la aristocracia íbera. El busto de la Dama de Elche se talló, dicen, en una roca caliza con más de 12 millones de años.
Los historiadores creen que la pieza es ibérica, aunque algunos señalan que su autor pudo ser un artista griego residente en Elche.
Uno de los aspectos que más misterio provocó es el hueco que tiene en su parte posterior. Unos investigadores del CSIC descubrieron en 2011 para qué servía. Este equipo de investigación detectó partículas carbonosas en su interior. En ellas se identificaron fragmentos ricos en fósforo y calcio, muestras de cenizas de huesos humanos, lo que confirmó la hipótesis: la Dama de Elche es una urna funeraria.
La Dama de Elche por detrás
A día de hoy Elche aún reclama el regreso de su Dama a la ciudad, sobre todo desde que el pasado mes de agosto apareciera una hormiga dentro de la urna hermética que la protege.
¿Lo conseguirá algún día? ¿La veremos en su lugar de origen?