Bajo la sabiduría de una civilización que supo compaginar cristianos, judíos y musulmanes se crearon monumentos no solo científicos, literarios, sabios, filosóficos, costumbres sociales y modos y formas sino que también los hechos con piedras como esta Mezquita de Córdoba que resume en sí, en su interior, la esencia misma que esta civilización dió a la historia.
Quizás con ese carácter propio del califa Abd al-Rahman los proyectos de esta Mezquita con carácter portificado estaban basados en los llevados a cabo en la bella Mezquita de Damasco, reunieron en Córdoba ese aroma que aúna patio y sala de oración con once naves. Las arquerías tan típica son la firma de mezquita y quizás su anónimo arquitecto tuvo la inspiración del Acueducto de los Milagros de Mérida. Las más destacadas novedades del conjunto es el empleo de dos soportes que están superpuestos, ponen una columna abajo y un pilar arriba y dos arcos; el de abajo es de herradura y el superior es de medio punto que es el que sostiene el techo de madera.
Su sucedor Abd al-Rahman II se vio desbordado por el crecimiento demográfico durante el año 833 y añade nave con pórtico en el patio y prolonga el monumento con siete tramos en la nave central todo ello sostenido por 80 columnas y la dota de un nuevo mihrab. Fácil se nos hace la idea del espectáculo de la gran ciudad a la hora del rezo establecido.
Más tarde son remodelados el patio y el alminar durante el reinado de Abd al-Rahman III; y su hijo Al-Hakan II derriba el muro meridional y amplia la sala de oración con doce tramos y otras 120 columnas. Tanto la zona del mihrab y las tres cúpulas son también de esta época sobre el 965. Es Almanzor el que realiza la última remodelación y quizás la más extensa; teniendo en cuenta la cercanía del río se extiende hacia oriente, la sala de oración llega a medir 130 metros que solamente puede ser superado por la mezquita de Samarra.
Con la llegada de los cristianos, el templo se hace de la misma religión que el rey (Fernando III) sin que tuviese que sufrir muchos cambios. Los Reyes Católicos levantaron una nave y sin embargo se llegó a la conclusión de que era necesaria una nueva catedral en 1523; la firma de sus planos llevan la alianza de Alonso Manrique (obispo de la diócesis) y Hernn Ruiz que muestra la traza de una cruz latina con acento gótico tardío pero que no hace asco a los elementos musulmanes. El Renacimiento se encarga de poner su firma en los adornos y el barroco tampoco se libra de estar presente en este único lugar del mundo, ya en 1600. La altura del templo era tal que tuvieron que restarlo con arbotantes y contrafuertes dispuestos de tal forma que no hicieran daño a la estructura de la mezquita.
Única en el mundo por su resultado de alianza entre una catedral gótica con una mezquita musulmana, cantada por poetas de diferentes razas, credos y procedencias. La Mezquita de Córdoba es el símbolo de lo que puede ser el mundo sin las diferencias que separan hoy en día al hombre de su vecino el hombre… un canto a la belleza y un homenaje a la igualdad.
Qué se siente dentro de la Mezquita? por un lado el rezo con ritmo de hombres sobre alfombras preciosas. La llamada al rezo desde la alta torre, el cielo azul y rojo de las puestas de sol, el olor de las jazmines y de las naranjas, el llanto de los estanques, el baile del agua en la fuente escondida en un rincón, las leyendas que se recogen en libros llenos de poesías, las lágrimas de un moro que no solo perdió la joya más amada sino que dejó en ella la sabiduría y el buen vivir que llegaron a conseguir. En ese rincón tan especial las letanías de rosarios a las siete de la tarde, la misma de las ocho, la comunión de mujeres ancianas enlutadas y con el velo cubriendo casi su cara (costumbre curiosa esta de las españolas que aún llevan sangre musulmana)… y me dejo caer en sus bancos cristianos con el relicario de su altar mayor a mi lado. Y levanto la mirada, es hermoso el retablo, pero que diferente se hace la vista cuando nos perdemos entre mil arcos. Rojo y blanco que luce aún en su más maravilloso manto. Puertas con adornos que parecen platerías, quizás una mora que en un rincón me esté espiando..
Mezquita mágica, Mezquita que me haces llenar los ojos de llanto ante el saber perdido de una cultura tan grande que no distinguía origen ni fé ni credo… solo que entre todos podían conseguir tener en tierra lo que en el otro mundo está esperando.
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DAMADENEGRO 5/0/2009
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