Jueves reflexivo: los de siempre

Reflexión del jueves: los de siempre

Hola a todos y bienvenidos un día más. Ya estamos a jueves, esto da vértigo. Además, ayer fue festivo en mi localidad y esas fiestas que caen en días sueltos acortan mucho la semana, la verdad. Hoy es el día del post improvisado. Es temprano, mucho, ya que salgo de casa hipermegapronto, jejeje. Normalmente el tema de estas entradas es un poco sobre la marcha, pero lo de hoy se me ocurrió el sábado por la mañana. Y ahora, sin más rollo, empezamos.

Desde que hace unos 16 meses, en que la perrita llegó a nuestras vidas, los paseos que siempre hice los hago con ella. Mis lectores habituales sabéis que no soy de rutinas (exceptuando horas de comer, trabajo, publicación de post o cosas así) y me gusta la variedad y la improvisación, pero con los perros no queda otra, hay que tener algo de rutina, lo necesitan. En nuestro caso la rutina la dejamos (además de salir para el baño) para la socialización entre perros sueltos. Cada día voy al parque que tengo debajo de casa a socializar, pero los perros están atados. Así que busco lugares donde puedan estar sueltos (os dejé algunos aquí) para que formen grupitos y se lo pasen genial.

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Uno de esos lugares es el parque de perros del que ya os he hablado bastante. Algunos fines de semana voy con mi marido, muy temprano, y ahí es donde están los de siempre.

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Cuando llegamos y vamos a aparcar siempre hay tres coches juntos en un sitio en concreto. Sus dueños son Los tres mosqueteros. Se trata de tres señores que tendrán unos 55/60 años, más o menos, que yo soy muy mala calculando la edad de la gente, que tienen tres perros, uno cada uno, grandes, negros y preciosos. Todos los fines de semana, sábado y domingo, acuden al parque a primera hora, y lo recorren por el camino, de principio a fin, bordeando las zonas de prados, las praderas, la charca...y repiten esto unas tres o cuatro veces. Ellos charlan entre sí, como decimos nosotros van arreglando el mundo, y los tres perros corretean por delante, olfateando y disfrutando.

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Cuando llegan a nuestra altura hay reunión perruna, y sus dueños charlan unos minutos con nosotros. Hablamos del tiempo, de los resultados del fútbol, del jabalí que a veces se pasea por allí o de algún tema de actualidad. Luego ellos siguen su camino y nosotros nos quedamos jugando en otra zona. Y antes de irse vuelven a despedirse. Los he visto con lluvia, con sol, en invierno, primavera, verano...

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Unos veinte minutos después de irse Los tres mosqueteros llega mi pareja de galgos preferida. Ella es color arena y él negro como la pez. Van siempre con un chico y una chica de unos 35 años que gastan ropa deportiva, en invierno con anoraks y bragas polares y en verano con camisetas y chándal o leggins. En cuanto ponen una patita en el parque, los adorables perritos se dedican a echar carreras a gran velocidad, ladrando sin parar, y mi perrita se une. No sabemos nada de la vida de mi perrita antes de estar en la familia, pero sospechamos que hay algún perro olímpico entre sus antepasados porque es el único perro que conozco que adelanta a los galgos.

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Cuando los chicos llegan a nuestro lado charlamos un poco, a veces de perros y a veces de otras cosas, y luego ellos dan la vuelta completa al parque mientras sus perros siguen corriendo con la mía. Y cuando terminan la vuelta se van. Durante el invierno los galgos llevan jersey porque al ser tan delgaditos suelen tener frío. Hay uno de mariquitas que me tiene loca, jejeje. Ahora que es verano lucen su piel brillante y aterciopelada.

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Y más o menos a esas horas vienen dos personas más. La primera es un señor que tiene dos perros pequeños muy graciosos. Él siempre va mirando el móvil, siempre. Cuando llueve lo protege con una especie de plástico y lo mira también. No levanta la vista de la pantalla, y nos maravilla verlo andar sin tropezar ni caerse. Suele dar una vuelta al parque con los perritos y luego se va. Y el segundo visitante es un perro mayor que es muy amigo de la mía. Su dueña dice que es un macarra de barrio, pero a mí me quiere mucho y me parece muy tierno, aunque le gusta demasiado ladrar a otros perros, jejeje. Desde que los conozco la dueña ha llevado el pelo de muchos colores, actualmente lo tiene rosa. Ella también da una vuelta al parque, charla un poco con nosotros y se va.

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Y entonces empiezan a llegar las personas que se quedan un rato y con los que hemos hecho amistad. El primero es un chico que tiene un perro pequeño muy mono. Él es fiel admirador de mi perrita, aunque ella a veces le da calabazas. El chico vive muy cerca y ve desde su ventana si estamos. Por estas casualidades de la vida sus padres viven casi al lado de mi finca. Además, cuando yo era niña, desde la finca veía unos campeonatos de motocross que me encantaban. Pero es algo tan lejano que llegué a creer que me confundía, hasta que hace unos meses este chico me lo confirmó, y me dijo que los organizaba su familia. Ahora tenemos mucha relación ya que somos vecinos de sus padres. Y a veces, a la vez que este perrito viene una chica muy agradable. Su perrita y la mía son inseparables y les hemos hecho algunas fotos preciosas a las dos entre los árboles.

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Hay otra perrita que suele acudir a esas horas. Yo he hecho bastante amistad con la dueña, y mi marido con el dueño, porque tenemos amistades en común, el mundo es un pañuelo. Cuando coincidimos nos lo pasamos genial, la verdad.

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Y por último, hemos trabado amistad con una pareja que son muy muy buena gente. Llevan poco tiempo aquí porque, aunque son hijos de asturianos, se criaron en Bélgica. Hemos congeniado tanto que hablamos por whastapp y ahora que ella está en Bélgica para hacer unos trámites nos hacemos videollamadas. Su perrito es enorme y adorable, y cuando me ve intenta quitarme la mochila en la que guardo los juguetes para que saque algo y juegue con él.

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Estas personas son los de siempre, los que nunca fallan. Hay otros que van solo a veces, como nosotros, o que van cambiando la hora, también como nosotros, pero este pequeño grupo, este miniecosistema que he descrito está siempre en ese parque.

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Cuando la mañana avanza nosotros nos vamos, ahora que es verano muchas veces ya comemos en la finca y pasamos ahí el día, otras nos vamos de monte, a la playa o lo que surja, pero esas primeras horas del día, algunos fines de semana, las pasamos con los de siempre, charlando, paseando y viendo a los perros jugar.

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Cuando echo la vista atrás veo nuestro último año como una de las escenas de "Notting Hill", cuando Hugh Grant recorre el mercado de Portobello mientras las estaciones pasan y suena Aint no sunshine. Pero en vez de tener ante nosotros puestos llenos de frutas y chicas embarazadas que reciben la primavera con un niño tenemos árboles desnudos que se van llenando de hojas y flores, y perros que dejan de ser cachorros para ser hermosos adultos, o adultos que ya empiezan a lucir sus primeras canas, y dueños que cambian los chubasqueros por bermudas y los paraguas por gorras.

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Y hasta aquí la entrada de hoy. Quizás entre mis lectores esté alguien de Gijón y ha podido reconocer a alguno de los personajes, o es uno de ellos. No doy nombres pero todos existen y son exactamente como los describo, dueños y perros. Muchísimas gracias por leerme y nos vemos el sábado, que haré el resumen mensual.

Muy feliz jueves a todos.

Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
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