El coche enfilaba la recta final desde el aeropuerto hasta el hotel; algo se notaba en el ambiente, algo especial que no llega a ser tan vivo como lo es en la ciudad que tiene la categoría única en el mundo de ser tres veces santa, tres veces gloriosa para las tres religiones que han estado y son en el Mediterráneo las tres corrientes ideológicas más destacadas.
Quizás estábamos influidos por tanta literatura, tanta religión, tantas noticias mayoritariamente tristes que convierten Jerusalén en un foco de actualidad cada día… quizás cada día más triste.
Y la tres veces santa se nos mostró ante nuestros ojos con esa belleza de siglos, con esa rudeza que nos supo a cruel; quizás también porque muy dentro de nosotros teníamos la sensación de que la ciudad siempre se guarda el tesoro más codiciado: la verdad; esa verdad que se ha perseguido por siglos y que sin embargo nadie ha sido capaz de comprobar con pruebas de que hubo algo o alguien que cambió la forma de pensar de los hombres.. y eso se nota en el ambiente, quizás forma parte del aire que se respira por toda la ciudad.
Judíos, musulmanas y cristianos consideran a Jerusalén santa. Para los últimos fue el lugar donde murió Jesús; para los judíos en lugar donde se encuentra el Templo de los templos, el más sagrado de sus lugares. Para los musulmanas es el punto de partida del viaje de Mahoma. Tres formas de ver Jerusalén que llega a nuestros días con las tres historias y sus hombres de espaldas unos a los otros y divididos por motivos religiosos y políticos.
Jerusalén es antigua en historia, 4.000 años la respaldan desde que David trajo a ella el Arca de la Alianza y reunió en un solo reino las doce tribus de Israel. Más tarde Pompeyo la conquistó para el imperio romano, nombrando un gobernador judío para evitar problemas. Los primero califas islámicos dictaron normas especiales para la convivencia de las tres religiones y los peregrinos que siempre la han visitado. Saladino autorizó a las tres religiones a establecerse en la ciudad y dictó normas y edictos de tolerancia con todas ellas.
Sin embargo el tiempo demostró que los odios cada vez son mayores y lo pudimos notar en nuestra visita a la Ciudad Vieja, donde cada día Se produce algún encuentro violento o no por motivos religiosos.
Al día siguiente de nuestra llegada nos pusimos en camino para visitarla detenidamente. La Ciudad Vieja es el punto de referencia y desde la izquierda de la Puerta de Jaffa remontamos las murallas. Increíbles moles de piedra que se construyeron por orden de Solimán el Magnífico entre 1537 a 1542, y que en su origen debían de rodear el Monte Sion, aunque después quedase fuera de su protección. Siguiendo la muralla podemos tener una visión de más de media Jerusalén y evitar el tráfico infernal y las masas de gente que abarrotan todos los lugares. Esto ocurre cuando llegamos a la Puerta de Damasco donde los turistas y peregrinos entran en avalanchas para ver los mercados y los puestos de recuerdos. Pero dejamos esa masa humana para continuar el recorrido por las murallas que nos llevan ahora hasta el Monte de los Olivos y al huerto de Getsemaní donde encontramos tres iglesias de las cuales la más interesante es la de María Magdalena (con una decoración y arquitectura especial, se la llama familiarmente La Mujer porque la iglesia tiene una especial forma femenina).
Y cerrando el recorrido por las murallas llegamos al Monte del Templo. Desde allí bajamos hasta la vía dolorosa en la que encontramos de todo, desde procesiones de turistas europeos tras una cruz, hasta gente de rodillas haciendo el trayecto que se supone hizo Jesús de Nazaret camino del Calvario. Las numerosas iglesias de distintas liturgias cristianas se dan la mano en este camino especial. Tuvimos la oportunidad de visitar unas excavaciones alemanas que se estaban llevando a cabo bajo lo que es la vía en la actualidad y pudimos contemplar y tocar la auténtica vía de los tiempos de Jesús. Quizás aquellas losas iluminadas con luces de linternas nos produjo una sensación de inestabilidad emocional. Curiosamente esto ocurre en Jerusalén muchas veces.
Desde ella llegamos al templo del Santo Sepulcro donde se amontonan millares de personas para entrar; gracias a un permiso especial lo hacemos antes que esperar la tremenda cola que se formaba a su entrada. El templo de estructura pesada y casi gigantesca nos recibe con un interior muy austero, oscuro y lleno de innumerables lámparas encendidas donde se conserva la losa que recibió el cuerpo muerto de Jesús. El aire casi irrespirable del recinto nos recuerda en todo momento que es la muerte la principal protagonista del lugar. Y no podemos por menos que mirarnos los unos a los otros como queriéndonos hablar de sentimientos sin pronunciar palabras…. es demasiado impresionante para poder resumirlo con unas cuantas letras escritas… hay que vivirlo.
Desde allí al Monte del Templo, el lugar donde Abraham ofreció el sacrificio de su hijo a su Dios. Mahoma también inició aquí su viaje nocturno en busca de su espiritualidad. Por este motivo es el lugar especial de la ciudad, donde se condensan las espiritualidades de tres mundo tan diferentes y a la vez tan unidos en este lugar.
Destaca la Cúpula de la Roca, llamada la Mezquita de Omar que se levantó por orden del califa omeya Abdul Malik Ibn Marwan en el siglo séptimo. Este templo es el punto de mira de las tres religiones porque en él, además de ser el lugar del sacrificio de Abraham, fue el inicio del viaje de Mahoma y también es el lugar que tiene como cimientos el antiguo templo de Jerusalén, sagrado para los judíos. La cúpula se la considera el centro del mundo, tiene unos mosaicos decorativos en su interior que fueron realizados por cristiano sirios, las cruces que la decoran fueron arrancadas de templos cristianos para adornar este inmensa mole sagrada para muchos.
Y bajando del Monte del Templo nos encontramos con el Muro de las Lamentaciones, allí los hombres de sombreros de ala ancha y tirabuzones, se lamentan y lloran la pérdida de Jerusalén.
Al regreso a la Puerta de Jaffa se atraviesa el barrio musulmán, que es el que acuna más densidad de población y el más visitado por sus tiendas. El barrio judío es el que tiene menos monumentos históricos debido a la destrucción llevada a cabo en los años 50 y 60´s.
Y la última visita antes de abandonar la Ciudad Vieja la hacemos a la Ciudadela, un fuerte defensivo. En sus orígenes fue el Palacio de Herodes el Grande con unas dimensiones que lo hacían uno de los mayores de su época. Tenía tres torres, aunque en la actualidad sólo podemos ver una de ellas, la que estaba dedicada al hermano de Herodes, Phasael. Más tarde los romanos utilizaron el recinto para residencia del gobernador, los bizantinos creyeron que era el palacio de David y en la época de las cruzadas sirvió de alojamiento a los reyes cristianos. Saladino lo reformó convirtiéndolo en una fortaleza y por último los mamelucos le dieron la estructura que adivinamos en la actualidad.
Una vez hecha esta última visita volvemos al Jerusalén moderno, el de los múltiples atascos; el de corrientes de turistas venidos de todo el mundo, el que sirve de punto de referencia para las peregrinaciones de todos los países, de tres credos… el Jerusalén deseado y tantas veces perdidos.
Consejos para la visita:
-Pasaportes y visados: Todos los turistas deben tener el pasaporte con una vigencia mínima de 4 meses. En el caso español, no hace falta visado.
-Normativa sanitaria: No se requiere vacunación alguna para entrar.
-Idioma: El hebreo y el árabe son los idiomas oficiales del país. El inglés es la segunda lengua más hablada. Un pequeño tanto por ciento de la población habla español.
-Todo los carteles de las calles así como los carteles de los comercios están en hebreo, árabe e inglés.
-Moneda: La moneda es el shékel. Se permite entrar en Israel con una cantidad ilimitada de divisas en efectivo o cheques de viaje. El cambio a la moneda local se puede realizar en bancos, oficinas de cambio y de correos en el aeropuerto y en hoteles de lujo.
-Transportes públicos: El autobús aconsejable para moverse por la ciudad y los taxis aconsejables para utilizar los que son para grupos pequeños, salen más económicos. No trabajan los sábados.
-Consejos de conducta: al ser una ciudad y una nación en constante estado de alerta por motivos políticos, se aconseja no hacer movimientos extraños ante los soldados del ejército que hacen guardia por la ciudad y tampoco hacer alardes amatorios en público para evitar más de una sorpresa.
Recuerdos: de carácter religioso, todo lo que puedas imaginar… hasta trozos de la cruz de Jesús. De carácter decorativo: alfombras árabes, mantelerías de hilo hechas a mano, lanas, pieles para decoración interior… De carácter personal: perfumes con aromas árabes, el oro y la plata que están a muy buen precio en joyas de fabricación manual en talleres abiertos al público.
Ropas: evitar pantalones cortos y camisetas de tirantes tanto para mujeres como hombres, si es así le será negada la entrada en los santos lugares.
DAMADENEGRO