Hay que mencionar que la identidad musical del jazz resulta compleja, dificultando así poder delimitarlo con facilidad. Es que, en realidad, el jazz resulta ser una familia de géneros que terminan compartiendo características comunes entre sí, pero a su vez, no terminan representando individualmente las complejidades musicales del género visto como un todo.
Además, respecto de sus diversas funciones sociales, hacen que se lo vea al jazz con otro tipo de complejidad, dado que puede ser utilizado como música de fondo, música para bailar, o también como una música que debe ser escuchada atentamente y de forma concentrada.
Al mismo tiempo, debemos sumarle su costado racial, dado que este punto siempre ha generado un profundo debate en cuanto a su música, más emparentada con la raza afroamericana de los Estados Unidos.
Sobre este último punto, debemos mencionar que, si bien sus raíces son afroamericanas, el jazz siempre ha estado abierto a las influencias de otras tradiciones musicales, lo que lo han hecho variar con esta mezcla de culturas e influencias. Ejemplo de esto se puede percibir ya desde la década de 1920, donde distintos músicos de diferentes partes del mundo lo han sabido tocar imprimiéndole trasfondos muy disímiles entre sí.
Lo cierto es que el jazz termina siendo un tipo de música negra, por la cual los afroamericanos han podido hacer sus mayores innovaciones y aportes, con representantes notables a lo largo de la historia de la música.