Nacida en 1984 en Barcelona, descubrió la pintura cuando trabajaba en la construcción de un Hostal en Kuala Lumpur (Malasia): "Mientras yo rascaba paredes y ponía masilla en las grietas, otra chica pintaba increíbles y cómodos murales, así que en lugar de quedarme rompiéndome la espalda, decidí cambiar el rodillo por el estilizado pincel y poder descubrí lo que más amo en el mundo. Desde entonces, nunca paré."
Influenciada por Maurits Cornelis Escher y Kandisky, su obra se puede catalogar, en su mayoría, como urbana, pero se auto-describe como paisajista, no por las clásicas vistas de bosques y montañas, sino porque sus creaciones son una mirada a paisajes futuristas; composiciones de colores, geometría, elementos naturales y psicodelia, incluso hasta hipnotismo que nos presenta puertas a otras dimensiones, jugando con la perspectiva a través del neón, figuras, simetría y también el infinito. Piezas que más allá de generar un pensamiento directo, dan pie a que aprendamos a observar; obras que nacen entre el arte y el diseño, fusionando la contemplación y decoración con la función de jugar con el espacio.
Irene puede crear en la pared más grande, así como en el lienzo más pequeño, y su trabajo seguirá siendo admirable:
“Pinto paisajes distorsionados y sin sentido racional. Una representación metafórica que combina dos mundos, el infinito frente al finito. Una parte del mundo sensible que se conoce a través de los sentidos y otro del inteligible a través de la razón, basados en la simetría y la dualidad. La búsqueda del equilibrio entre los opuestos. Composiciones geométricas y perspectiva como lo perfecto y elementos de origen orgánico y como señal de lo imperfecto.”
Todas las imágenes pertenecen a Irene López León.