Repaso por los mejores momentos que nos dejó junio
Hola a todos y bienvenidos un día más. ¿Qué tal ha ido el finde? Espero que genial. El mío, como siempre, se ha esfumado. Hemos tenido sol, lluvia, paseos, salidas...Hoy vengo con una sección que lleva en el blog caso 8 años, I´m currently loving, en la que repaso los mejores momentos que nos ha dejado cada mes. Es un ejercicio que me ha ayudado en los peores momentos, porque creo que siempre tenemos cosas buenas, solo hay que saber mirar y buscar para encontrarlas, y en los momntos malos las encontré al hacer estas entradas.
Todas las fotos son hechas por mí, las he hecho en junio y no están retocadas ni editadas ya que las quiero para recordar el momento. Y ahora sin más rollo, empezamos.
Junio es mi mes favorito y no ha defraudado. Ha venido lleno de sol pero con algunos días nublados de los que me encantan, y con la lluvia que pinta nuestro verde.
He tenido playa, aunque, curiosamente tengo pocas fotos, imagino que porque guardo el móvil en cuanto llego. También he tenido campo, río y animales, en especial animales. He visto jabalíes paseando tranquilamente, abubillas que bajaban del nido y nos miraban con descaro, pájaros carpintero, murciélagos (dejé algún minivídeo en facebook), gavilanes que merodeaban por mi cabeza mientras leía, carbneros que cantaban para alegrar mi día y ardillas. También vacas, caballos, corderos, patos, gallinas...
He ido a conciertos, he tenido familia, amigos y un poco de todo. Y me ha costado elegir las fotos, no era capaz de bajar de 45. No he elegido las más bonitas, más bien las que me recuerdan los mejores momentos.
Hemos pasado tardes en el río, en lugares llenos de sombra y misterio.
Y mañanas en la playa, dejando que el susurro del mar borrase los problemas, y sacando la foto con el rayo de sol que tanto repito.
La lluvia siempre nos deja regalos. Y la malva, que es muy coqueta, los sabe aprovechar.
También fuimos al bosque, en la mejor compañía.
Y a retomar amistades. Este chico ya ha salido por aquí.
Y volvimos a la playa, para reconectar.
O nos perdimos entre ese olor a grasa y sal que pintó mi infancia y llenó la vida de gran parte de mi familia.
Volvimos al río, pero esta vez con sol.
Y esta preciosidad nos cautivó.
Las tardes en la carbayera fueron increíbles, con la pareja de abubillas posándose a nuestros pies.
A veces dejamos volar la imaginación y buscamos xanas en el lavadero.
O contamos historias llenas de fantasía junto a esta puerta.
Mis bichitos favoritos, los San Juaninos, han querido aparecer aquí.
Los merenderos y las áreas recreativas son la esencia del verano.
Adoro el encanto de la playa en los días nublados.
Cuando vi este corazón recordé las tardes de mi adolescencia, en una discoteca que abrían para los alumnos del instituto, con Radio furura sonando en modo bucle. Y recordé el concierto, que me encantó.
Esta es una de esas fotos tontas en las que al sacar el cielo se cuela la pelota perruna que alguien estaba lanzando.
Esta señorita estaba encima de un coche exigiendo su ración, muy digna ella.
Y volvimos al monte, a maravillarnos al ver los pájaros carpinteros en su nido.
Y a la playa.
Y al lavadero.
Y aunque no lo parezca, esta foto es de otro día, no sé si es la misma libélula que en la foto anterior, quiero pensar que sí.
Y pasamos otra tarde en la carbayera, con las abubillas, que aprovechan los huecos de los árboles para hacer sus nidos, y las ardillas, que corretean alegremente.
Las manzanas crecen a golpe de sol y lluvia.
Esta rosa estaba en la playa, imagino que en homenaje a alguien, así que tuve mucho cuidado para no pisarla.
Adoro pasear por lugares con nombres bonitos.
Y ver las flores de las moras, que muy pronto nos comeremos.
Podría pasar el día en prados de hierba alta salpicados de flores silvestres. Mi momento preferido es a última hora de la tarde, con esos rayos de sol que calientan el alma.
San Juan es una noche mágica y adornamos la ciudad con flores, además de las hogueras, las gaitas, los tambores y la música celta.
Las tardes en el río han sido algo muy frecuente: distintos ríos y distintas zonas pero agua fresca y cantarina.
Y también tardes en carbayeras, rodeados de la sabiduría de los viejos robles.
Y el mes se fue, como el río que sigue su camino inexorablemente.
Ahora llega julio, otro mes que me encanta pero me asusta que pase tan rápido como este. Un mes lleno de promesas y de ilusión. Ojalá sea un mes mágico para todos.
Mil gracias por leerme y muy feliz semana.