Quizá esta noche pases a visitarme mientras duermo. Puedo sentir tus ojos en mi espalda. Atrás quedó la palabra, se ha vuelto reguero y este nube.
No es posible saber qué piensas mientras observas en silencio, entre las sombras. No te dejas ver, no quieres que sepa que alzas el vuelo sobre mis hombros.
Pero de nuevo, dejarás abierta la ventana al irte, los cuarterones corridos, para que tenga la certeza de que hoy también me velas.
--Mayo--
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