- Si te encontraras cara a cara con Dios, ¿qué le dirías? -pregunta ella.
- Dios no existe. Es una pregunta trampa. - ¿Una pregunta trampa?
- Sí, todas las preguntas son del ego.
- Vale, pero ¿qué le dirías?
Aitor reflexiona un momento antes de responder:
- Si ese dios, hipotéticamente existiera, ¿crees que no sabría de antemano lo que yo le pudiera
preguntar o decir? Conocería todas las preguntas y todas las respuestas, las que fueron y las que aún
no han sido. Dios, por definición, es todas las cosas, es omnipotente y omnipresente. Así que sería
estúpido preguntarle nada. Le invitaría a un café, supongo. Y le agradecería que tuviera la bondad de
tomárselo conmigo.
Fátima se ríe y exclama:
- ¡Dios es ese café!
- Entonces me bebería a Dios.
- Pero si Dios es todo… tú eres también Dios.
- Entonces Dios se bebería a Dios, el café se bebería el café, y yo… ¡yo qué sé! ¡Cloc! ¡Cloc! ¡Clooooc!
---Cristian Micó--- "Hola y adiós"
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