Historias que tienen un final II

Reflexión: historias que tienen un final

Hola a todos y bienvenidos un día más. ¿Qué tal va la semana? La mía un poco de locos, pero ya tengo el finde cerquita para descansar, además llega una amiga que estaba fuera.

Todavía no ha amanecido aunque ya se adivina la cercanía del alba, así que con un café muy caliente, empezamos.

reflexion


Hoy vengo con un post improvisado, aunque la idea la tuve ayer, la verdad. Hace un año, más o menos, compartí aquí un par de historias de esas que nos acompañan y están inconclusas, y con el correr de los años, de manera accidental, descubrimos que han tenido un final. La idea para el post de hoy se me ocurrió mientras estaba leyendo el periódico, pues me topé con el protagonista de la historia que os conté aquí. Al parecer mi particular San Nicolás no es extranjero, es asturiano.

Nos dice el reportaje que vivió durante muchos años en el barrio donde yo crecí, solo unas calles más abajo, así que seguramente coincidimos muchas veces. Al parecer tenía en su casa tenía unos 5000 libros (yo voy camino), 6000 discos (a mí me falta mucho), dos armarios llenos de ropa y lo que pudiera necesitar. Fue técnico turístico y trabajó bastante en las islas (Canarias y Baleares) y en 2008 regresó definitivamente a Asturias. A partir de ese momento empezó a perder amistades, a desencantarse y aislarse. Luego estuvo viviendo en otro barrio y no le gustaba nada la gente que le acompañaba así que desde 2021 vive en la calle.

La verdad es que salta a la vista que es una persona culta, y se ve amigable. Dice el reportaje que se ha hecho amigo de trabajadores de la zona, y que le gustaría tener una casa. También añade que ha perdido las expectativas de vida. Al leerlo no dejo de pensar en lo curiosa y confusa que puede ser la vida. A veces lo tenemos todo y no sabemos muy bien qué hacer con ello.


Es la foto del periódico pero pierde mucho, yo lo veo leyendo y con trenca y el gorro de fieltro

Y en relación a tenerlo todo y no valorar os confieso que últimamente me he enganchado en youtube a unos vídeos de decoración de unas casas en México que son diminutas, pero diminutas. Hay dos canales en concreto, uno de un chico y su novio y otro de una mami con su marido y dos hijos, que me atrapan, sus casas son tan tan básicas y ellos las mantienen y decoran todo con una ilusión...

En un vídeo la madre va a comprar dos sartenes y es una celebración, y las cuida tanto que me sentí una superficial. Yo, al igual que la mayoría de mis lectores, tengo bastantes sartenes y ollas, la verdad es que tenemos de todo, o más bien de más. Yo lo cuido, de hecho mis ollas y sartenes preferidas eran de mi abuela, pero si se me estropea una sartén me compro otra, en cambio para ellos es un lujo.

En otro vídeo la pareja de chicos compra unos platos y unas tazas y las ponen en un mueble tan contentos...Y yo tengo un armario y parte de otro lleno de tazas y no las valoro como ellos (las valoro, pero no de esa manera). Vale, estoy divagando, pero conocer la historia de este señor me ha hecho pensar en lo fácil que es a veces "perder el rumbo". Tiene que ser durísimo no saber qué dirección tomar, y de pronto coger tus cosas y quedarte en la calle. Este señor se ve culto, y con inquietudes, y ahora parece que su única salida es leer en una terriza vacía por las noches.

Pero no todo tiene un final, hay otra de mis historias que sigue inconclusa, la del peregrino misterioso que compartí aquí. No sabemos nada, aunque hemos avanzado y ahora nos saluda. Va siempre con ropa muy holgada y en vez de un enorme crucifijo lleva dos, que están hechos a mano, uno suele llevarlo bien sujeto, y el otro colgando. Y lo curioso es que va sonriente, concentrado, pero con cara de felicidad. Quizás algún día, si el coche no está en marcha, después del saludo, nos animemos a hablar del tiempo, para romper el hielo. Y así, tal vez, nos cuente algún día su historia, aunque cada vez tenga más claro que es alguna especie de promesa.

Bueno, me voy que me he enrollado un montón. Antes de irme os doy las gracias por todas las felicitaciones por mi nueva novela, no solo aquí, también en redes sociales y por mensajes privados.

Mil millones de gracias y nos vemos el lunes.

Muy feliz finde.

Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
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