bajamos al centro de la tierra
Se había acostumbrado a vivir en esta zona, sus ancestros procedían de la comarca y desde su destino más allá del océano anhelaba ver estas rocas poderosas de las que hablaban sus mayores. Un día se vino para España y compró una casa en el pueblo de las más alejadas. Allí tenía todo lo que realmente amaba y se dedicaba a escribir; nos pusimos en contacto después de muchos años y decidimos ir a un lugar donde habitan los Drows.
Mi llegada a la zona se producía bajo un sol apetecible de primavera cuando todavía no dedicaba sus calurosas caricias a los habitantes de la tierra. Todo estaba verde y hermoso y la casa aislada del pueblo era tan acogedora que difícilmente pude desear salir de ella aunque fuese por un “motivo imperante”: allí donde la piedra encierra secretos, donde las leyendas cobran vida, en medio de las rocas donde asoman de vez en cuando los Drows.
Antes de visitar de nuevo mi querido Monasterio nos desvían porque él quiso darle un volantazo al coche y decirme sin más: te llevaré al fondo de la tierra. Temí esas palabras porque sé muy bien que es tan realista en sus afirmaciones que me pone la piel de gallina. Pero tenía trampa la afirmación y cuando ví el nombre de “Desfiladero de Yecla”, comprendí que la historia tomaba otros derroteros; aunque con este cuentista (cuentacuentos) debo tener cuidado.
Poca gente, se agradece el silencio cuando se está en lugares como éste. Los pájaros de mil colores revolotean por encima de nuestras cabeza, la tierra huele a primavera y los árboles se cubren de mantos de infinitos colores…. Un poco de tiempo para tomar la salida y allí entre las rocas me cuenta la historia de los Drows.
Bajando me dijo que la leyenda decía que una Drow perteneciente a una casta matriarcal tuvo el atrevimiento de enamorarse de un hombre, por él subió a la superficie de la tierra y se hizo visible a la luz del sol; quiso ver el amor una vez en su vida fuera de las penumbras que habitan en su reino de oscuridades y de abismos pero por este desliz tuvo que pagar un precio: Jamás viviría con su amor. La maldición hizo que las piedras se moviesen, se quebró en un gran abismo interior que separó las dos grandes rocas en la que cada uno estaba de pie…. el abismo sigue abierto. Ella dicen, que anda por las noches buscando el camino entre oscuridades. El dicen, que canta sus desvaríos por los desfiladeros de piedra mirando a las profundidades buscando los ojos de su amada… nosotros ahora vamos a sentir el crujir de las moles que quieren cerrarse de nuevo para unir a los amantes….. Espero que mi amigo tenga un pócima mágica para evitar que ésto ocurra mientras nos metemos nunca mejor dicho, en la boca del lobo.
Bajamos al fondo, descendemos hasta lo más profundo de la montaña allí donde el hombre le ha hecho un guiño a la naturaleza para que se deje ver y que sea vista por todos; eso es Yecla, un desfiladero en el cañón del río Mataviejas (a saber por qué se le da el nombre) y que se puede patear y disfrutar en ambas direcciones para impregnarse de los olores de los rincones ocultos y plantas nacidas entre rocas de una belleza única y por qué no?… dejarse deslumbrar por el agua que se cobija entre las ranuras de las rocas; siempre con el mismo presentimiento de que las paredes se van a juntar y nos dejarán clavados en sus entrañas.
Está situado al sur de Burgos; poseído por el valle del Arlanza y las peñas de Cervera, la meseta de Carazo, el monte Gayubar y la sierra de Las Mamblas. Nombres memorables que parecen sacados de un cómic, con personajes muy peculiares que se adaptan a estos lugares. Mitad mitológico, mitad leyenda, mitad realidad, mitad sueño: los Drow.
La garganta del rio Mataviejas está hecha a fuerza de ir excavando poco a poco con agua y paciencia la piedra caliza que lleva el nombre de Peña Cervera, gracias de nuevo a la naturaleza podemos ver y disfrutar de este lugar único y natural y al que se le ha dotado de una pasarela que lo atraviesa a través de la hendidura que siglos han formado. Tiene la magia de un cuento, la belleza de lo salvaje y el sonido de la soledad y cuando hablas parece que las palabras chocan con la piedra y se repiten miles de pequeños ecos que fundidos con el ruido del agua puede parecer cantos de sirenas…. pero aquí no hay sirenas, solo la piedra, el agua y el cielo forman el triángulo mágico y bajo todo el mundo de los Drows.
En este lugar podemos observar ejemplares de arboleda de chopos, pinos, montes de robles, encinas, carrascos y enebros y los sabinares mejores de la península algunos de ellos con más de dos mil años de antigüedad.
Situados en este lugar podemos visitar también la Cueva de San García que luce grabados rupestre de época más reciente que la paleolítica, justo en el nacimiento del río Esgueva y encerrado todo en las Lomas de Cervera.
Enmarcado en la Mancomunidad de Yecla donde 23 pueblos nos deleitan con la D.O Ribera del Duero, cuya gastronomía y vinos nos darán buenas ganas de pasar unos días disfrutando de lo bueno de la mesa y del paisaje. Fácilmente se puede encontrar lugar donde dormir después de una buena cena. El tiempo mejor para la visita es en primavera y antes que comience el otoño.
DAMADENEGRO 11/12/2008
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Pendientes de una mirada de tus ojos los míos se han quedado; tiempo que pasa ante la necesidad de sentirme observada por esos dos perlas azuladas que me hacen reina donde no reina nada.
Que te siento dentro de mí, ya lo sabes, eres hombre que capta el deseo al vuelo. Qué te necesito en esos silencios no solamente lo sabes, sino que compartes el mismo sentimiento.
Y se pierden las horas mirándonos, quizás nos guste que el tiempo se desvanezca en tan absurdo entretenimiento. Ojos con ojos fundidos de amor repletos.
Azul y quizás casi negros, los tuyos los míos, como perlas engarzadas en rosario de deseos. Misterios de letanías al compás del sentimiento.
Y rezamos cada estación, beso a beso, con reparo del tiempo, dejando que transcurra sin importarnos los números que marcan las manillas que domina el ritmo de nuestras vidas.
Y al final de nuestro tiempo, cuando hemos consumido los besos y los deseos; descansamos sobre nubes que acunan nuestros cuerpos, allí en los límites de la realidad y el sueño.
Qué de gracias debo darte por este nuevo tiempo que contigo ha venido a ocupar alma y mi cuerpo¡. Desmoronas los esquemas, me haces morir de deseo.
Moreno y bello amor, este que me consume por dentro y que lleva nombre clavado en mi pensamiento. Dulce imagen de belleza, envidia del sol y de luna amante inquiento.
Ese que sube por los balcones del alma cuando aún están abiertos, esperando a la esperanza que alguien deseara estar dentro. Un suspiro mío se deslizó por la calle y salío a tu encuentro.
Deja la suavidad de tus manos y de tus labios en los míos posarse, mi dueño. Manantiales de placeres ofreces a este cansado cuerpo. Me siento guerrera y amazona cabalgando en el tiempo.
Y de la mano nos perdemos en el horizonte del tiempo, cuando el sol deja un rastro que la luna sigue al tiento. Incluso los árboles se han teñido de nuevos brotes. Unos dicen que es el tiempo. Sin embargo sé muy cierto que aquellos que nos dan sombras han caído en la trampa del calor que da nuestro encuentro y nos brindan unos dones que como en nuestros corazones, a destiempo está naciendo.
DAMADENEGRO2008
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