Gaokao
Se trata de un examen que cada año mueve a nueve millones y medio de estudiantes. Todos desean que sus hijos e hijas alcancen el éxito en su vida personal y profesional, de ahí a que la mayoría de familias chinas opten por tener un solo descendiente. Pero, ¿qué es el gaokao? Es el examen más importante de China que se lleva a cabo los días 7 y 8 de junio de cada año y que requiere jornadas de estudio interminables. Consiste en memorizar palabra por palabra todo lo aprendido durante el curso.
Las asignaturas obligatorias de la prueba son chino, matemáticas y un idioma extranjero (generalmente inglés) y una o dos asignaturas optativas que pueden ser historia, geografía y política para los de Humanidades o física, química y biología para los de Ciencias.
Alumno se prepara para el gaokao
El examen más estricto del mundo ha sido muy criticado porque se valora más la resistencia que la inteligencia. Es tan exigente que para muchos resulta inevitable hacer trampa, aunque la temida prueba es estrictamente vigilada por las autoridades que evitan que los aspirantes copien. Por eso se les pide que no ingresen con teléfonos móviles ni con relojes electrónicos.
Tal y tanta es la presión que reciben de la sociedad y de sus propios padres que no es extraño encontrar casos de desmayos, depresiones e incluso suicidios entre los jóvenes estudiantes.
Las jornadas de estudio son interminables y los meses previos apenas duermen
Al gaokao, como ocurre con nuestra Selectividad, se puede uno presentar cuantas veces quiera. Un caso especial es el de Wang Xia, un hombre de 86 años que el año pasado se presentaba por decimoquinta vez al examen. Su objetivo: poder estudiar medicina en una de las universidades de prestigio en China. ¿Lo habrá conseguido? Visto lo visto, nuestra prueba de acceso a la universidad es coser y cantar.
Alumnos celebran el fin del gaokao
Lo cierto es que el examen más estricto, polémico y criticado de la historia es ampliamente aceptado por universidades internacionales. ¿Te imaginas un examen similar aquí? Y luego nos quejamos de la Selectividad... Que por cierto, acaba este año.