Foto de la semana Lago de Garda_06 - 13 septiembre 2015

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Quizás sea porque cerca del 70% de nuestro cuerpo esté compuesto de agua, quizá porque de ese fluido misterioso salieron hace demasiados siglos nuestros antepasados para poblar la tierra o quizá, simplemente, llevamos el gen del agua en la sangre; el caso es que a todos los viajeros nos “tira” el agua. Aunque pertenezcamos a esa cada día menos minoritaria minoría que prefieren el campo a la playa, nuestros pasos se encaminan casi siempre a esos ríos, cascadas, saltos de agua o, como en el caso de la fotografía de la semana de Gretur Viajes, lagos tan majestuosos como el turístico Lago de Garda italiano, un recuerdo de la era glacial que los lugareños conocen cariñosamente como el Lago de Benaco. Este inmenso lago glacial de casi 370 kilómetros cuadrados de superficie está situado en el norte de Italia, a los pies de una de las cadenas montañosas más conocidas del mundo, los Alpes. Sus aguas bañan tres de las provincias más turísticas de Italia: Lombardía, Véneto y Trento, pero el propio lago es tanto o más turístico que las ciudades y los pueblos de esos pedacitos de tierra italiana.
Llegamos al Lago de Garda a esa hora mágica que tantos y tantos guías turísticos explotan como si fuera suya: el atardecer. Estamos a finales de agosto, en uno de los fines de semana más ajetreados de la temporada alta del Lago Garda porque las familias viajeras - padres, madres, hermanos, abuelos- están apurando las últimas horas de libertad veraniega antes de dejarse encerrar por esa rutina otoñal que comienza con la famosa y temida frase de “la vuelta al cole“.

Llevamos moviéndonos todo el día, todavía era de madrugada cuando emprendimos el ascenso por las montañas del Baldo, muchos kilómetros cuesta arriba disfrutando del aire puro, los cedros, las adelfas y otras maravillas del lugar que suelen pasar desapercibidas a los viajeros menos andarines. Estamos felices, pero cansados así que no nos vamos a amedrentar por las decenas de turistas que buscan el mejor lugar para hacer su mejor selfie. Vamos rodeando la multitud y, por fin, justo antes de que el naranja se torne en negro, encontramos el sitio perfecto, una pequeña elevación con espacio justo para nuestro guía, nosotros y, por supuesto, la protagonista del cuento: esa cámara de fotos última generación con la que nos gusta captar los momentos cumbre de nuestros viajes.

Como viajeros de formación y vocación, los compañeros de Gretur Viajes hemos visto infinidad de momentos naranja como el de la fotografía de esta semana. Recuerdo, sin ir más lejos, una postal parecida en la que el agua era desierto y las montañas, Pirámides; o aquel otro momento inolvidable en el que el sol ardía en el horizonte con el marco incomparable del Teide nevado detrás. Muchas fotos, muchos recuerdos, muchos amaneceres y atardeceres mágicos que, si la suerte nos acompaña, seguiremos disfrutando a la mínima oportunidad y, eso sí, si es rodeados de agua y buenos amigos, mejor que mejor.

Fuente: este post proviene de Gretur Viajes, donde puedes consultar el contenido original.
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