que de la sangre de tus padres
rompes los tejidos
que en corto tiempo te formaron
y ahora se desvanecen y se extinguen.
Flor blanca, que muestras enhiestos tus estambres,
gritando al mundo que,
aunque llore,
la savia volverá siempre a su quehacer.
Flor blanca, que cubres las veredas del camino
pintando de blanco el gris del cielo
con los primeros rayos de tu luz.
Tu vida, hoy, es esperanza.
Es mirada de futuro,
Es un atisbo de felicidad.
Es la vida frente a la muerte.
Blanca. Eterna. Pura. Alegre.
Llena mis caminos de tu ansiada luz.
Mira sin descanso al horizonte.
Cuéntame, ¡Oh, flor blanca!
cuánto de mí conoces.