Pero gracias a un fallo largamente esperado, las gigantescas naves se mantendrán lejos de la zona histórica de la ciudad, mientras se busca una solución al que hacer con ellas.
La decisión se tomó tras un acuerdo entre cuatro ministerios del gobierno de Italia: Turismo, Medio Ambiente, Cultura e Infraestructura, y fue anunciada en un comunicado que aclaró que se trataba de “Proteger un patrimonio histórico y cultural que pertenece no solo a Italia, sino al mundo entero”.
Ahora, en lugar de anclar en la Laguna de San Marcos y eclipsar a los centenarios edificios de Venecia, los cruceros tendrán que dirigirse al puerto de Marghera.
Esta, es una ciudad en tierra firme, desarrollada en los años 20 para dar a Venecia una zona industrial y una zona residencial para sus trabajadores, y tiene un escaso patrimonio cultural que proteger, además de que los cruceros no son una amenaza directa.
Desde Marghera, los cruceristas serán llevados a Venecia por tierra o en barcos más pequeños que si puedan circular por la laguna.
El plan de desviar los cruceros a este puerto fue planteado desde 2019, cuando el alcalde veneciano Luigi Brugnano, lanzó un SOS para Venecia.
Brugnano acusó al gobierno federal de negar su apoyo para eliminar a los cruceros de la ciudad, pese a que el daño que causan está bien documentado, y no sólo es estético al permitir que los barcos eclipsen las iglesias renacentistas, sino que las vibraciones de estos ponían en riesgo de colapso el patrimonio de la urbe.
Dos años después de su llamado, el plan de Brugnano finalmente se aplicará, aunque se ha aclarado que se trata solamente de una solución temporal.
Los cuatro ministros anunciaron que están en una lluvia de ideas para crear una terminal de cruceros definitiva fuera de la laguna y solucionar definitivamente el problema del tránsito de grandes barcos en Venecia.
Además de las vibraciones que provocan los cruceros y que afectan la estructura de los edificios históricos de la ciudad, otros tres graves problemas de Venecia están ligados a este tipo de turismo.
Por un lado, son promotores del turismo masivo, que llevan a miles de personas cada día a recorrer la ciudad sólo por unas horas, estas no aportan mucho a la economía local, pero saturan las plazas y los servicios públicos.
Para combatir esto, la ciudad impuso un impuesto a viajeros de un sólo día, un pago dirigido específicamente a cruceristas.
Además de esto, los cruceros son uno de los modos de transporte más contaminantes, y se calcula que el daño ambiental que causan es mayor al de todos los coches que circulan Europa.
Para ciudades como Venecia, esto hace de estos barcos una de sus principales fuentes de contaminación ambiental, con graves consecuencia para la salud de sus habitantes.
La erosión que las naves han causado por más de una década, también es vista, junto a la emergencia climática, como una de las principales razones para las inundaciones que la ciudad ha sufrido.
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