El viernes se estrenó “Alicia a través del espejo” y allí que me fui. No tenía mucha idea de lo que me iba a encontrar y eso siempre es bueno, así hay menos riesgo de salir defraudado. ¿Queréis saber qué me pareció? Vamos con la reseña…
De primeras os diré la que creo que es la palabra que define y resume esta película: exageración. Si empieza así la crítica -pensaréis-, es que el resultado no fue nada bueno… Por ahí van los tiros…
La película me pareció una exageración en cuanto al abuso de los efectos digitales. Recuerdo que cuando se estrenó “Avatar“, se publicó que en el noventa y tantos por ciento de los fotogramas había habido trabajo digital. En el caso de “Alicia a través del espejo” no tengo ni idea de qué porcentaje llevará CGI, pero no creo que sea mucho menos que en el caso de aquella película de Cameron. Este uso de la tecnología no tiene por qué ser algo necesariamente negativo, pero viendo la película sentí esa sensación de “exceso”.
Eso sí, el colorido es simplemente espectacular y de verdad que impresiona la imaginación desbordante del proyecto. Así que la forma, el envoltorio de la cinta es, en una palabra, exuberante.
El fondo sin embargo me dejó indiferente, de modo que en ningún momento sentí la más mínima implicación con lo que estaba presenciando. ¿Llegará a tiempo Alicia para salvar el mundo? Me importa poco. ¿Será capaz la Reina de Corazones de cumplir su amenaza? Qué más da. ¿Saldrá adelante el Sombrerero Loco? Simplemente, paso.
En cuanto al reparto, tenemos a un trío habitualmente excesivo: Johnny Depp, Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen. El primero, prácticamente irreconocible detrás de tanto maquillaje y retoque digital; la segunda, también repitiendo papel con algo más de sustancia en la medida en que conocemos la causa de la mala leche de la Reina de Corazones; el tercero, desmesurado como casi siempre.
Y en cuanto a la protagonista, Mia Wasikowska, poco que decir: me resultó como la propia película, una presencia con la que en ningún momento se conecta y que transmite más bien indiferencia.
De “Alicia a través del espejo” me quedo con dos cosas: por un lado, ese colorido y esa imaginación que mencionaba. Hay que valorar todo el trabajo en diseño de producción que hay detrás de una producción tan mastodóntica, con un presupuesto estimado de 170 millones de dólares.
Y en segundo lugar, daría un “me gusta” a la secuencia inicial: la persecución de unos piratas malayos al barco capitaneado por la Alicia protagonista. Es verdad que también tiene mucho efecto digital, pero -al menos a mí- me entretuvo y captó mi atención, aunque el hecho de que me encanten los barcos me imagino que también tendrá mucho que ver…
Lástima que desde ese momento todos los excesos comentados más arriba lleven al aburrimiento y a la saturación, algo que no recuerdo haber sentido cuando vi la “Alicia en el país de las maravillas” de Tim Burton de hace seis años. ¿Tendrá que ver el hecho de que esta vez Burton no estaba al mando en la dirección?
“Alicia a través del espejo” (“Alice Through the Looking Glass“, James Bobin, 2016)
Viendo “Alicia a través del espejo”…
… me he acordado de otras películas que me dejaron con la boca abierta en cuanto a la imaginación desbordante y el colorido de sus fotogramas. La primera fue “Más allá de los sueños“, en la que Robin Williams descendía a los infiernos en busca de su difunta mujer. Otra imprescindible fue “Origen“, que jugaba con la posibilidad de entrar en nuestros sueños. La tercera, “300“, una auténtica adaptación de un cómic a la gran pantalla. Cada una de ellas tiene un estilo muy diferente a las otras, pero todas ellas conseguían impactar y, al menos para mí, son un referente de estética cinematográfica.
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La entrada es un contenido original del blog Descartes no fue al cine