La había encontrado una noche de Carnaval perfecta, enfundada en un traje de gata ceñido, con el cabello más largo que jamás viera. Mechones infinitos que abrazaban y acariciaban su cuerpo de junco y su cadera; alta y delgadísima, mi enmascarada preciosa. Se detuvo en mí un momento y me dio la mirada que marcó mi vida, pues no pude olvidarla.
Esa mujer, gata bruja, me robó el deseo y la voluntad, y no importaba a cuántas otras amara, siempre hacía el amor con ella, maldita desconocida, cuya mirada había guardado siempre en mi memoria?