Trochas y truchas: senderismo, evocaciones y playas en torno al Lago de Sanabria
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Es sabido que los monjes cistercienses de San Martín de Castañeda disfrutaron durante toda la larga vida que tuvo su monasterio de un privilegio que les dejaba con la
Lo que no se sabe muy bien es quién pudo darles a los monjes fundadores, un grupo de cordobeses que en el siglo X llegaron procedentes del monasterio vallisoletano mozárabe de San Cebrián de Mazote, el chivatazo de que si fundaban donde hoy está el monasterio, además de vivir el resto de sus días en un lugar de belleza incuestionable, gozarían en este mundo del placer de comer un día sí y otro también la carne de un pez considerado la crème de la crème de entre los peces de río. Tampoco fueron los primeros: hay sospechas de que en el mismo lugar pudo existir otro monasterio de época visigoda destruido durante la invasión musulmana.
Ya desde el siglo XIII había pasado a depender del monasterio cisterciense de Carracedo, momento a partir del cual, con su impulso y directrices, acometió importantes reformas para dotarle de más y mejores estancias. Reformas y ampliaciones que tras la Guerra de la Independencia y, sobre todo, de las desamortizaciones del XIX, acabarían convertidas en cantera de la que extraer material para obras y apaños en multitud de pueblos de todo el contorno. Por suerte, la iglesia, reutilizada como templo parroquial, y la sala capitular se salvaron de este desaguisado, al menos para dar testimonio de cómo debió lucir el conjunto. Parte de lo que serían las salas abaciales, construidas en 1760 y restauradas a partir de 1987, son las que acogen hoy uno de los dos centros de interpretación del Parque Natural del Lago de Sanabria -el otro está en el acceso al lago desde Puebla de Sanabria-.
Recorrer la Senda de los Monjes
Una visita a cualquiera de ellos evidencia que hay muchas formas de disfrutar este entorno natural. Una es recorriendo, precisamente, la conocida como Senda de los Monjes, que evoca el paseíllo que debían de efectuar los habitantes del monasterio y sus sirvientes entre las orillas del lago y el monasterio para ejercer su derecho a disfrutar en exclusiva de las suculentas truchas. Un paseo de cierta exigencia física, por el fuerte desnivel que salva en sus tres kilómetros de recorrido, pero estupendas vistas, una de las recompensas que brinda al esfuerzo que supone salvar el desnivel existente entre ambos puntos.
Unos pocos metros más adelante se produce una bifurcación de la que arrancan varias rutas hacia la izquierda, precisamente hacia el cañón, mientras que la Senda de los Monjes, marcada con baliza azul, prosigue de frente. En un siguiente cruce presidido por un pozo, a la altura ya de las últimas casas del pueblo, aparecen las ruinas de la iglesia, devastada también en la inundación. El camino hacia San Martín de Castañeda es el que prosigue de frente, pegado a la tapia que delimita los prados.
Unas rampas que se prolongan durante los siguientes dos kilómetros hasta pasar por debajo de un pequeño puente y desembocar en la carretera que enlaza San Martín de Castañeda y la Laguna de los Peces. Aquí toca descender por la carretera un kilómetro más hasta alcanzar las primeras casas. Para llegar al monasterio, en medio de la población, conviene abandonar la carretera -que da un rodeo- y tomar la primera de las calles que se abren por la izquierda.
INFORMACIÓN
LA SENDA DE LOS MONJES. Tipo de recorrido: Lineal. Señalización: con balizas azules. Longitud: 4 km. Duración: Unas 3 horas. Observaciones: Es muy importante contar con agua suficiente. El firme del camino es muy irregular, con muchas piedras sueltas de grandes dimensiones. El calzado de montaña es imprescindible y un bastón, una ayuda que hace más llevadero tanto el ascenso como el descenso a la vuelta. Más información: Casa del Parque Natural Lago de Sanabria y alrededores, ctra. del Lago, ZA-104, km. 4,5 Rabanillo; tel. 980 62 18 72. Emergencias: Tel. 112.
Y DE COMER…
La gastronomía sanabresa es tan rica y variada como sus paisajes. Dependiendo de la época, podemos optar por apuntarnos a un buen plato de los famosos habones de Sanabria, alubias grandes que se preparan con cerdo o almejas. Se trata de una variedad de esta legumbre con características propias, adaptada a las condiciones climáticas de la montaña sanabresa y que solo se produce en esta comarca zamorana. Otra opción es la de un buen filete de carne de ternera sanabresa, ganado autóctono de la comarca.
Por supuesto, si hemos recorrido la Senda de los Monjes es posible que nos apetezca probar alguna de las truchas de las que se beneficiaron en exclusiva durante 900 años. Otro manjar que no falta en romerías o en mesones locales es el pulpo a la sanabresa (pulpo en su punto de cocción, sal gorda, pimentón y aceite de oliva). Una elaboración tradicional que, en muchas de las romerías, es realizada directamente por los “pulpeiros” que se desplazan desde Galicia.
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