Desde hace ya unos cuantos años la alfombra roja de estos premios no es otra cosa que un negocio, un evento de marketing a nivel mundial del que se sustenta la industria de la moda, los canales de televisión y los blogueros de las redes sociales.
La actriz Jennifer Lawrence
Y es que la carrera por ser la mejor vestida de la noche comienza seis meses antes de la ceremonia. Es cuando la mayoría de las famosas lo encargan. Un lujo que solo las superestrellas consiguen con tanta antelación. Por si ocurriera cualquier contratiempo, los diseñadores no solo diseñan un plan B, sino también una tercera opción. Son los publicistas de las marcas los que ansían que actrices como Angelina Jolie o Charlize Theron luzcan sus diseños en el mayor escaparate de moda del mundo. Les ofrecen el servicio de peluquería y maquillaje, y les regalan o prestan las joyas y el vestido, todo lo que necesiten para que su imagen sea impecable.
Charlize Theron en la alfombra roja
Jennifer Lawrence, sin ir más lejos, tiene un contrato con Christian Dior valorado en 15 millones de dólares. Otras como Reese Witherspoon denuncian que las conviertan en maniquíes de pasarela. Lo cierto es que lucir palmito cuesta y estar perfecta en la gran noche del cine no es barato.
Alicia Vikander
Los tratamientos más demandados para la gala son el rejuvenecimiento de manos, relleno en los labios y retoques en los pómulos aunque las inyecciones de bótox en la axila también son habituales para evitar sudar durante la ceremonia. Un maquillador puede costar entre 1.500 y 4.000 dólares por sesión, cifra que se repite con el peluquero.
Naomi Watts en los Óscar 2016
Pero hay más. Las celebrities tienen su propio entrenador personal, entrenador que contratan un par de meses antes de la gran noche, además reciben un sinfín de tratamientos cosméticos. La alfombra roja es también la mejor ocasión para demostrar al público que no siempre sigues las normas. Aun así son pocas las que deciden qué vestir en los Óscar y muchas las casas de moda que rechazan pagar a una celebrity para que se ponga un traje de su colección en la alfombra roja.
Sofía Vergara
La polémica está servida. Actrices como Cate Blanchett y Reese Witherspoon han pedido ya que a las mujeres se les pregunte algo más que por lo que llevan puesto en una noche de premios. La verdad es que los Óscar de hoy se han convertido en una pasarela de moda exprés. ¿A quién le importa el listado completo de ganadores? Solo nos importa ver qué y de quién visten las estrellas, y a las celebrities aparentar la perfección.
¿Merece la pena invertir seis meses, miles de dólares y decenas de tratamientos cosméticos para pisar la alfombra roja durante unos minutos? Parece que sí.