¿Por qué las obras de Bruegel el Viejo siguen siendo tan actuales? Porque a día de hoy seguimos disfrutando todavía más de ese vouyerismo: del asomarse por la ventana para ver qué está pasando. Buscando en la mayoría de ocasiones el doble sentido a los actos, reflexionando sobre nuestro papel y nuestro lugar en el mundo. Así las pinturas del holandés además de narrar con ingenio la vida popular, nos regalan una vida normal llena de dinamismo en la que podemos pararnos, mirar, reír o llorar con cualquiera de sus personajes. Como en este video donde mostramos los refranes ocultos que se esconden en el cuadro de "Los proverbios flamencos”. No hay idealización, hay picardía. Hay humor y entretenimiento en lo absurdo, lo vulgar y es que la normalidad se ensalza, se aplaude y entretiene como si fuera un paso previo a las viñetas cómicas. Por eso mismo no falta reflexión y crítica en sus obras: un espejo donde mirarse para encontrar los vicios y virtudes de cada ciudadano. Bruegel, P. (1566). La danza Nupcial. Instituto de Artes de Detroit.
Bruegel, P. (1559). Los proverbios flamencos. Gemäldegalerie de Berlín. Bruegel, P. (1566). La Predicación de San Juan Bautista. Museo de Bellas Artes de Budapest Bruegel, P. (1567). La matanza de los inocentes. Colección Real, Castillo de Windsor