~EL MONASTERIO DE SILOS (BURGOS)~



Había que dejar el coche lejos del lugar porque hay que ir andando, es la mejor forma de empaparse del camino y quizás la iniciación sea más rápida que si te bajas de un vehículo de esta época. Y allí en las alturas ves el campanario, comienza a vislumbrar-se la fachada principal de este centro religioso que guarda entre sus paredes secretos muy importantes del saber humano, pero como siempre se hayan ocultos a la mano de un simple mortal y más aún cuando la mortal es un mujer. Quizás me produce cierto temblor en las manos porque presiento que estoy en un lugar que no solo es lo que vemos en la actualidad, sino que en sus raíces se esconden leyendas antiguas, personajes desconocidos y muy cercanos a la perfección espiritual; libros, mis grandes deseos, los libros de los monasterios que se esconden bajo siete candados lo mismo que la cámara más secreta del Vaticano tienen en sus comentarios, en sus relatos la verdad de todo, el fin de un camino lleno de espinas, la razón de la vida…. pero no están a disposición de nadie, sólo algunos pocos pertenecientes a las órdenes religiosas autorizadas y de unos cuantos eruditos que vienen a ver como se encuentran lo que que llamo “joyas del alma”.



Ya estoy bajo la mole de la fachada, creo que la campana no suena; algo falta en esta hora en punto y veo con pena que las piedras están sucias… quizás necesiten más donativos para sacar adelante la pétrea figura, seria y casi soldadesca de su fachada principal que más que una iglesia parece a un castillo fortificado. Naturalmente esta iglesia neoclásica es más nueva; la importante fue la proyectada en el siglo XVIII por Ventura Diaz y de la que aún podemos ver el Tímpano Románico del s. XII que se conserva en el Museo. Algunos curiosos se colocan para entrar, hay orden monacal incluso para ésto. Solo se puede visitar el claustro entre las 10 de la mañana y las 13 horas. Por las tardes abren a las 4.30 y cierran a las seis. El precio de la entrada es de 3€ . Los lunes y las fiestas monacales estará cerrado al público.



Como puede verse todo está preparado para la curiosidad turística no desborde el orden monástico que impera en el centro, si llama la atención que algunos paisanos (hombres, por supuesto), puedan estar en este centro entre 3 a 8 días siguiendo las normas monacales aunque no deben participar en sus rezos y prácticas si no es su deseo. Un lugar para la oración y el silencio, para descansar más mentalmente que físicamente. Por supuesto que las mujeres no entramos en este lote; seríamos un entretenimientos para la cotidiana vida de estos hombres. Seguimos siendo de segunda clase en estos lugares… creo que ellos pierden más que yo.



Y pasamos al claustro, una que ya sabe lo que busca, encuentra en ciertos rincones algunos grabados que son de su interés y que ya han sido estudiados hasta el confín de la piedra en casa. Ahora solo cabe comparar lo que he dibujado y escrito sobre ellos in situ. Ciertos mensajes secretos, ya estoy acostumbrada a leer más allá de la simple piedra y se me antoja ciertas posturas y personajes muy curiosos, demasiado importante para ser solo un cuerpo modelado en piedra. Hay también cierto símbolo esotéricos, pero es normal en estos lugares que están colocados en terrenos históricamente “elegidos por ser especiales”, quizás confluyan las fuerzas de la naturaleza o del espíritu en ellos..



Se dice que fue bellamente decorado porque es el lugar donde pasean los monjes, donde se relacionan físicamente, digamos que en palabras vulgares: es un lugar de recreo fuera de las severas normas monásticas. Por ello se le dota de tal belleza, de tal colocación y el ciprés hace de camino hasta el lugar elegido; guiña al cielo, rompe el azul del verano y las nubes del invierno. Esta allí desde 1882 y ya alcanza los 25 metros de altura. Un monje de Silos le cantó en su libro “In Terra Pax”

Silencioso ciprés, cuya negra silueta,
como un dedo gigante me señala una meta
allá lejos, muy lejos…: un palacio de bruma
una isla de oro, una ilusión de espuma,
la sombra imperceptible de una forma querida
que sin cesar persigue el alma dolorida.


Para mí en cambio no está tan unido al dolor de una vida mortal, es más bien la escalera que señala el lugar donde se alcanza la perfección y que solo la mente puede localizar… El claustro se dispone en dos alturas. La de abajo es la más antigua construida en dos estapas: s. XI y s. XII. La forma rectangular viene dada por los 16 arcos en el norte y sur y los 14 de sus lados de poniente y oriente. El claustro superior se construyó a finales del s.XII. En la segunda planta están las celdas y la hospedería.



El museo se encuentra en una sala medieval, formado por casi lo poco que quedó de la desamortización, testigos de la primera época de vida monástica, escultura mozárabes y monástica. Algunas pinturas de autores anónimos que vivieron en el convento, una Custodia del s. XVI realizada en plata dorada, el cáliz que seguramente data del s. XI a iniciativa del mismo Santo Domingo de Silos que tenía abierto un taller de ofebrería en el período que fue abad del monasterio.

Llega la hora de cerrar, aquí los horarios son rígidos como todas las normas de estos lugares. Las pocas mujeres que estábamos allí mirabamos de reojos a los monjes, quizás yo quiero conseguir algún secreto reflejado en sus rostros pero parecen estatuas de cera. Solamente parecen humanos cuando canta el coro… entonces las almas vuelan hasta los lugares más lejanos.

DAMADENEGRO13/12/2008 

Caminante no hay camino, se hace camino al andar



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