Pasaba caminando por la calle Joaquín Costa a la altura de la confluencia con la calle Velázquez, cuando vi una misteriosa escultura de un solitario hombre que parecía que estaba sujetando la pared del edificio del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC, construido por Miguel Fisac. ¿qué hace ahí? ¿por qué sujeta la pared? ¿lo pusieron ahí porque el edificio se derrumbaba?.Os cuento lo que pasó.
Me voy acercando y veo el enorme esfuerzo que este hombre lleva haciendo desde el año 1951 cuando el escultor Carlos Ferreira lo dejó ahí colocado ¿como responsable de la caída del edificio?¿si eso, quédate ahí un rato que ahora vuelvo con una barra para apuntalarlo?.
Me pongo en tensión, ¿se me caerá el edificio encima según me aproximo?.
Los músculos isquiotibiales y gemelos del hombre están al máximo de tensión y su espalda soportan el enorme peso de todo un edificio. Con gran sigilo me aproximo más no carente de temor.
Al ponerme detrás de él veo que su mano derecha, en ángulo recto con los dedos abiertos para tener más contacto con la pared, soporta en su muñeca todo el peso, ya cansada por los años que lleva en esa posición.
Finalmente rodeo toda la misteriosa figura y compruebo que mi imaginación me había jugado una mala pasada ya que en realidad la escultura está apoyada en el pilón de una fuente que ya no funciona, y que lo que en realidad está haciendo es tapando con la mano el caño por el que salía el agua cuando el escultor diseñó este grupo escultórico.
Entonces solté un Ufff , me relajé y respiré tranquilo. Había descubierto el secreto del hombre que parecía sujetar un edificio pero que en realidad quería parar un escape de agua hasta que llegara un fontanero. Se ve que el fontanero llegó, cortó el agua pero nadie avisó a la escultura de que su trabajo había terminado. Pero gracias a eso podremos seguir disfrutando de esta curiosa y misteriosa escultura en las calles de Madrid.