Se trata del lagarto mas grande del mundo, es endémico de Indonesia y su saliva contiene mas de 60 bacterias que la hacen venenosa para quien tiene la mala suerte de volverse su presa.
Afortunadamente, suelen ser carroñeros, pero su fama como uno de los animales mas temibles que hoy existen los han vuelto muy populares.
Esta fama ha hecho que el gobierno indonesio quiera aprovecharlo para atraer nuevos turistas, pero los planes angustian a conservacionistas que advierten del daño que se le puede hacer al también llamado varano de Komodo (varanus komodoensis).
10 nuevos Bali
El plan que el gobierno del presidente Joko Widodo anunció para impulsar el turismo en Indonesia, viene de 2017, y tiene como modelo a la isla de Bali.
Bali es, con diferencia, el destino turístico número uno del país, es considerado como uno de los mejores lugares del mundo en decenas de listas cada año y recibe a mas de la tercera parte de los viajeros en ruta por Indonesia.
Por ello, su peso en la economía del país, donde el turismo representa un 11% del PIB es muy grande.
Para no depender solo de Bali, y repartir la bonanza del turismo por todo el país, fue que se creo un plan para dotar de infraestructura, aumentar la conectividad y promocionar otros 10 destinos.
Estos fueron seleccionados por ser lugares con alto potencial, pero de difícil acceso.
La prioridad es atraer visitantes de países cercanos como Singapur, Australia, China y Malasia, que se verán beneficiados con mas conexiones aéreas, pero se potencializarán las llegadas desde todo el mundo.
Al final se espera que Indonesia atraiga 20 millones de turistas en el corto plazo, como un primer paso a un aumento aún mayor.
¿Cómo afecta el turismo al Dragón de Komodo?
Entre los 10 lugares seleccionados, se encuentra Labuan Bajo, una pequeña villa pesquera que es también la puerta de entrada al Parque Nacional de Komodo, compuesto de 29 islas dedicadas a preservar la especie.
El Parque Nacional de Komodo es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y ya se encuentra abierto a los turistas que quieren conocer el hábitat del dragón de Komodo.
Pero el problema surge no de que haya visitantes, sino del tipo de modelo turístico que se quiere imponer.
Al tratarse de un ecosistema y una especie única en el mundo, es un lugar muy sensible a los cambios y la presión de un alto número de viajeros.
Los guardias del Parque advierten que a los dragones de Komodo no les gusta la gente, y que al ver un grupo numeroso de personas buscan ocultarse.
Impulsar un turismo masivo de acuerdo al modelo de Bali, dará ganancias en el corto plazo, pero a la larga solo generará frustración, pues los visitantes ya no podrán observar a los dragones que hayan huido y cuya conservación se pondrá en riesgo.
El turismo puede ser beneficioso, pues donde vive el dragón de Komodo, los ingresos por las visitas evitan que se pierdan tierras para agricultura y ganadería.
Sin embargo todo es cuestión de números. Un estudio del World Wildlife Fund de 2018 mostró que el Parque Nacional de Komodo puede recibir 150,000 visitantes para bucear en sus arrecifes y 170,000 adicionales que solo recorran la tierra cada año.
Hoy la isla de Komodo y sus vecinas ya están en ese límite.
Pero el plan de impulso en Labuan Bajo son traer medio millón de personas cada año.
Eso supera completamente lo que el ecosistema puede soportar, y no representa un modelo de ecoturismo.
Turismo sostenible vs. Turismo masivo
Los habitantes de Labuan Bajo, incluida la encargada de turismo local y los encargados del parque están intentando detener la avalancha de turismo que amenaza el lugar.
Para ello es necesario que el Parque tenga un plan de manejo a largo plazo que tenga como prioridad el medio ambiente.
Un modelo de turismo sostenible implicaría detener las llegadas de cruceros, cuyo impacto, ya muy fuerte en áreas urbanas como Venecia, es aún mayor en espacios naturales.
Cada que un crucero atraca, deja bajar al mismo tiempo a entre 500 y 1,200 personas, lo cual supera cualquier límite natural para actividades humanas en un área sensible.
Otra propuesta es abrir el Parque Nacional de Komodo solo por temporadas, dando tiempo a que el dragón de Komodo y el resto de las especies se recuperen de la interferencia.
Este plan sin embargo, ya fue rechazado por el gobierno central en Yakarta, que lo tachó de irrelevante y dijo que sería inconveniente para las agencias de viaje.
La falta de un modelo de turismo sostenible ya ha tenido impactos muy importantes en otros destinos naturales del sudeste asiático.
Filipinas tuvo que cerrar la isla de Boracay y Tailandia la bahía Maya por los estragos causados por un excesivo número de visitas, y en ambos casos se trató de cierres de emergencia y no planeados como en las Islas Feroe.
El problema con Indonesia es que, siendo una de las características del dragón de Komodo el ser una especie endémica, si el turismo lo pone en jaque podría nunca recuperarse.
“Komodo es único, es diferente a cualquier otro destino turístico en Indonesia o el mundo. El gobierno central tiene la responsabilidad de preservarlo”, dice Theresia Primadona Rasmon, jefa de la oficina local de turismo.