Sinopsis
El rudo camionero Jack Burton (Kurt Russell) se ve involucrado en una frenética misión de rescate cuando la novia de su amigo Wang Chi (Dennis Dun) es secuestrada por una banda de gángsters chinos. Pronto acaban en mitad de una peligrosa guerra de bandas en el barrio chino de San Francisco, pero eso no es lo peor. Lo peor es que la chica cae en manos de Lo Pan, un mago oscuro de más de 2000 años de edad. Jack y Wang, en compañía de una troupe encabezada por la abogada Gracie Law (Kim Cattrall), se adentrarán en el peligroso submundo de espíritus malignos que habita bajo el asfalto.
¿Por qué tienes un buen recuerdo?
Porque los caracteres chinos escritos en neón siempre molarán, como las historias de fantasmas a la vuelta de la esquina. Golpe en la Pequeña China tiene elementos comunes con Cazafantasmas o El templo maldito, además de una buena dosis de fascinantes (y un poco ofensivos) estereotipos sobre culturas lejanas, igual que Cocodrilo Dundee o El príncipe de Zamunda. Tampoco falta una gran ración de aquel viejo sentido de la aventura. En los desenfrenados 99 minutos de la película de John Carpenter hay pistolas y katanas, camioneros que escupen frases lapidarias y brujos que lanzan maldiciones milenarias.
¿Por qué nunca la ponen en televisión?
Porque el guión es un puto desastre. La historia parece improvisada sobre la marcha y los diálogos están forzados hasta el extremo para intentar explicarnos qué demonios está ocurriendo. ¿Es el precio que hay que pagar por una sobredosis de acción y fantasía? Sí y no. Golpe en la Pequeña China es imaginativa y entrañable, pero también lo son otras cintas de la época cuyos guiones han aguantado mucho mejor la erosión del tiempo. La estructura “presentación-nudo-desenlace” está completamente desequilibrada, como probablemente lo estaban los guionistas. Los personajes son completamente planos, definibles como mucho con un solo adjetivo. El verdadero héroe de la historia, Wang Chi, está continuamente en segundo plano para lucimiento del camionero Burton, un personaje que funcionaría mucho mejor como secundario, como hace el nuevo Mad Max respecto a su compañera de aventuras Imperator Furiosa, la verdadera protagonista de Mad Max: Fury Road. Probablemente el público de 1986 no estaba preparado para un cambio de roles tan arriesgado y por eso al final es el secundario cómico quien acaba con el villano de la función en un final anticlimático y totalmente WTF.
Este cúmulo de sinsentidos probablemente explique que la película fracasara en taquilla y no tenga demasiadas oportunidades en televisión. Sin embargo, siempre nos quedará el recuerdo de aquel kung-fu mágico, las chicas de ojos verdes y las pintas de Kurt Russell.
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