Según la RAE, un "bulo" se define como "noticia falsa propalada con algún fin", mientras que una en la RAE mentira se describe como "expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente". Estas definiciones son clave para evitar caer en los engaños que buscan confundirnos sobre estos términos en el entorno digital.
Es crucial no confundir los bulos (o fake news) con simples mentiras, imprecisiones o promesas incumplidas que pueden surgir en el discurso público. Por ejemplo, cuando un político promete bajar los impuestos, esto puede fallar sin que se trate de un bulo; simplemente, podría no lograrse. Sin embargo, afirmar la existencia de armas de destrucción masiva en un país, cuando es falso, constituye un bulo diseñado para engañar deliberadamente a la población.
Desde hace años, en este blog, he compartido cómo la desinformación está alcanzando niveles alarmantes, afectando desde las elecciones políticas hasta la percepción pública sobre crisis sanitarias y ambientales. Un claro ejemplo de la gravedad de estas mentiras lo encontramos en la justificación de la invasión a Irak en 2003, liderada por George Bush Jr., basada en afirmaciones completamente falsas sobre la existencia de armas de destrucción masiva.
La cosa se complica poco a poco, y me interesa compartiros algunas definiciones más para entender un poco mejor la cuestión:
Desinformación Información falsa compartida sin intención de engañar, pero incorrecta.
Información errónea Información incorrecta sin una intención clara de engaño.
Fake News Información fabricada que imita las noticias reales para influir en opiniones o política.
Propaganda Información sesgada usada para promover un punto de vista político.
Hoax Engaños evidentes diseñados para causar alarma o confusión.
Post-verdad Era en la que los apelativos emocionales son más influyentes que los hechos objetivos.
Manipulación mediática Tácticas para influir en la percepción pública y alterar interpretaciones de la información.
Verificación de hechos Proceso de verificar hechos para confirmar la veracidad de las afirmaciones en medios.
Mentira Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente.
Bulo Noticia falsa propagada con algún fin, generalmente perjudicial.
Clickbait Contenido en línea diseñado para atraer clics, a menudo mediante títulos engañosos. ¡El día a día en Internet!
Explorando el Impacto de la Desinformación
Es fundamental reconocer que si bien la desinformación puede tener efectos devastadores, el acceso a información fiable y bien fundamentada puede fortalecer nuestras sociedades de maneras significativas. Son muchos ejemplos, pero te dejo algunos que me vienen a la cabeza ahora:Negativo: En el ámbito de la salud, los bulos sobre tratamientos no comprobados para enfermedades graves han llevado a decisiones muy muy muy peligrosas y a la desconfianza en los sistemas de salud pública. De las vacunas se ha escuchado de todo, con brotes de enfermedades ya controladas en varias partes del mundo.
Positivo: Por otro lado, durante la pandemia de COVID-19, la cantidad de información verificada y basada en la ciencia sobre medidas preventivas y síntomas ayudó a salvar millones de vidas. Campañas informativas efectivas y oportunas permitieron que más personas entendieran la importancia del distanciamiento social y el uso de mascarillas, reduciendo la transmisión del virus.
Negativo: En el ámbito político, la desinformación ha sido utilizada para manipular elecciones y polarizar a la población, socavando la democracia y fomentando el conflicto. Dejo para otro momento hablar del Brexit o algún otro ejemplo que se comprueba en cualquier documental de Netflix.
Positivo: esfuerzos coordinados de verificación de datos durante elecciones han ayudado a clarificar hechos y cifras, permitiendo que muchos votantes tomáramos decisiones más informadas. Organizaciones no gubernamentales y grupos de fact-checking juegan un papel crucial en este proceso.
Reflexiones sobre la desinformación
En nuestra era digital, es fácil distraernos con el ruido de la información irrelevante o sensacionalista (aquí tengo 10 ejemplos de decir la verdad). A mí también me pasa y me veo obligado a contrastar casi toda la información que leo, intentando siempre llegar a las fuentes originales. Además, muchas veces nos encontramos discutiendo sobre trivialidades mientras ignoramos los problemas sustanciales que impactan nuestras vidas directamente:Debatimos si nuestra economía realmente está creciendo o estamos solo ante un espejismo de cifras infladas... pero ¡mejor escucha lo que ha dicho un famoso diciendo que somos un país fracasado!
Preocupa el aumento del desempleo y el hecho de que cada vez más personas no tienen suficiente para subsistir, sin embargo, ¡parece más tentador celebrar que somos campeones del mundo en algún deporte!
¿Y qué decir del aumento en los niveles de corrupción que socavan nuestras instituciones? ¡Es más fácil desviar la atención hablando de las maldades de otros sistemas políticos!
En nuestra era digital, el discernimiento crítico se vuelve crucial. Independientemente de donde estés o a quién apoyes, enfrentamos un desafío común que trasciende fronteras y afiliaciones políticas: la desinformación. Nuestra capacidad para combatirla no solo refuerza la confianza en los medios y las instituciones, sino que también fortalece el tejido social y democrático. Reflexionemos sobre cómo podemos, individual y colectivamente, promover prácticas de verificación y pensamiento crítico para preservar la integridad de nuestra información pública.
Pensemos en las futuras generaciones, para quienes el legado de un mundo informado y consciente es el mejor regalo que podemos ofrecer. El conocimiento es poder, y en una era de desinformación, estar bien informados es nuestra mejor defensa. ¿Tienes estrategias o ideas sobre cómo mejorar la verificación de la información o combatir la desinformación? Te invito a compartir tus pensamientos y experiencias en los comentarios de abajo. ¡Me encantará poder intercambiar ideas!
Este contenido ha sido publicado por Pedro Amador en Pedro Amador