Debe doler tanto,
que nadie quiere que llegue.
Pero el dolor está ahí, al final del camino.
Debe doler llegar al final,
Y dejar inconcluso tu último renglón
del libro que escribes cada día.
Pero debe doler más la vida a veces,
Que hace que uno quiera
romper sus páginas escritas,
olvidar sus renglones vacíos
y llorar,
hasta que la luz del mundo se apague,
hasta quedar en silencio.
Y, al igual que uno nace solo,
morir solo,
dejando un mundo que se llenó de sueños,
y también a veces de alegrías.
Debe doler mucho la muerte,
que se cubre de miedo y hielo,
que se llena de vacío y horror.
Debe dar tanto miedo la muerte,
que hace que me aferre cada vez más
a la vida.