Tenía ganas de este plan desde hace años. Mis visitas a la ciudad de Málaga se han limitado en los últimos 16 años a la Estación de Ave, bien como pasajera, bien para recoger o llevar a algún familiar. Así que era muy limitada y desde luego no veía mas que la zona más fea y siempre en obras.
Por eso, el otro día, aprovechando que teníamos que recoger a uno de mis cuñados que venía de Madrid, el Santo y yo decidimos ir a visitar el Museo Picasso.
Durante la carrera me especialicé en el artista malagueño, y ya conocía los museos de Barcelona y Paris, así que era un gran delito, teniéndolo durante semanas al lado, no visitar el de Málaga.
A última hora se nos unió el Mediano. Tenía mal día, y hay veces que ir de hijo único, aunque sea a ver un museo, ayuda más que mil besos y abrazos seguidos.
Tras superar algunos problemas con el GPS que se empeñaba en meternos por sitios ahora en obras o prohibidos, llegamos a nuestros destino. Aparcamos sin problema en el cercano parking de la plaza de María Guerrero y caminamos los escasos 300m que nos separaban de nuestro destino.
El museo se encuentra en el Palacio de Buenavista, de estilo renacentista, al que se llega a través de una estrecha callejuela serpenteante, llena de tiendas de souvenirs y de heladerías.
No tuvimos que esperar para comprar las entradas (8€ cada adulto y niños hasta 16 años gratis) y en seguida accedimos a las salas donde se aloja la colección permanente.
Las salas se organizan en función de los distintos aspectos relevantes de la pintura del artista. La importancia que tuvo en él su familia, amigos más intimos, las mujeres con las que convivió. Su incursión en el cubismo, las distintas técnicas que empleó (collage, soportes novedosos como la cerámica, el metal, etc.)
Así recorremos ochenta años de pura creatividad.
El fondo de 233 obras lo compone el legado de Paul, Bernard y Christine Ruiz Picasso (hijo, nieto y nuera del artista) en una apuesta por ligarse definitivamente a la ciudad de natal de Picasso.
Es cierto que quizá no encuentres las obras más famosas del artista (obviamente repartida en las principales colecciones del mundo), pero si hay una nutrida representación de todas sus épocas y soportes.
El Museo pone a disposición de los visitantes, y sin coste alguno una audioguía que te ayuda a seguir el recorrido haciéndote parar en las obras más significativas de cada sala. El Mediano iba encantado de cuadro en cuadro escuchando la historia. Me imagino que no entendería la mitad, pero sin duda algo se le quedará. Al menos observaba detenidamente la obra, y eso ya es mucho.
A la salida, por supuesto, le invitamos a tomar una helado riquísimo, como recompensa por lo bien que se había portado. ¿Se podría considerar esto como un chantaje?
Esta ha sido la segunda visita que he hecho a un museo desde mi cambio de vida. Pero si la primera organizada ex profeso. Volver a disfrutar de la experiencia de ver una exposición, de pararme a ver la obra que más me llame la atención de la sala, dedicarle unos segundos a entenderla, a apreciarla, era algo que sin duda echaba en falta y por fin he recuperado.
Me da pena no haber acercado a mis hijos más a mi mundo. A nuestro mundo, porque mi marido también estudió Historia del Arte, aunque no se haya dedicado nunca a esto. La saturación del día a día de una profesión apagó esa pasión y desde luego, en mis ratos libres lo último que deseaba de verdad era volver a acercarme a un cuadro, un museo o una simple exposición.
Volver a recuperar todo esto, y de la mano de dos de mis chicos, me ha hecho doblemente feliz. Y ya estoy planeando la siguiente visita a otro museo que llevo años queriendo ir.
Creo que ha llegado el momento, de empezar a “culturizar” un poco a mis hijos, y hacerles partícipes de lo que nos unió a su padre y a mi.
Así que si estás por la zona, y te apetece hacer un plan distinto al de playa-piscina, prueba a ir una tarde, ver el museo y luego tomarte un helado mientras callejeas por el casco antiguo de la ciudad. Durante los meses de Julio y Agosto abren todos los días de 10h a 20h. También puedes tomarte algo en el jardincito que tienen.
Si estás por Málaga, y te apetece salir un poco de la rutina, también te recomiendo que eches un vistazo a este post que escribí hace dos años sobre nuestra escapada a la preciosa ciudad de Ronda.
¿Qué otro plan nos recomiendas con o sin niños por la zona?
Besos