Los acantilados de Dover se encuentran en la costa Sur de Inglaterra, es allí donde se esconden unos curiosos acantilados blancos, que deben su color a su formación geológica compuesta mayoritariamente de tiza.
Se estima que los acantilados de Dover tienen aproximadamente unos 106 metros de altura, y los geólogos confirman que cada año estos acantilados ven despedazarse alrededor de un centímetro de su grosor por la erosión del mar, lo que puede parecer insignificante, pero es una razón de peso para mantener avisados a los turistas de posibles desprendimientos mayores.
Estos muros blancos históricamente defendieron a Gran Bretaña de invasiones europeas y se considera una defensa natural de la isla.
El contraste de los prados verdes ingleses con el blanco de la piedra hacen de este lugar un precioso espacio para disfrutar de la naturaleza.
Imágenes: hans s, Karen Roe/Flickr