Se acerca la Navidad, y después de estar pensando un tiempo sobre el tema de este mes y consultando con mis compañeros de laboratorio me han dado una buenísima idea: hablar de la Estrella de Belén. Sí, esa estrella que según la Biblia guió a los Reyes Magos hasta el establo donde nació el Niño Jesús. Los científicos llevan muchos siglos intentando encontrar una explicación sobre aquel fenómeno astronómico que impresionó a tres hombres sabios y estudiosos que conocían el cielo con precisión, pues eran considerados astrónomos. Y yo, que tengo un espíritu navideño muy grande, he creído que sería una buena idea teñir también de Navidad mi pequeño rinconcito en Flordselva.
¿”Estrella” de Belén? Primeras explicaciones científicas
Para empezar, según las investigaciones realizadas en los últimos años, Jesús no nació en el año que conocemos como 0, sino que los científicos se plantean su nacimiento entre 6 y 7 años antes. En el año 7 a.C. ocurrió una conjunción planetaria poco habitual entre los planetas Júpiter y Saturno, pero no ocurrió una única vez, sino tres. Esta triple conjunción, en la constelación de Piscis, fue interpretada por los Reyes Magos como la alerta de que el Mesías anunciado por los profetas estaba a punto de nacer, y después de entrevistarse con Herodes, partieron en su búsqueda. El viaje duró unos meses, por lo que es posible que cuando llegaran a su destino el fenómeno hubiera acabado. Por tanto la famosa estrella seguramente ni siquiera fue una estrella propiamente dicha.
El astrónomo Johannes Kepler, que describió las leyes de movimiento de los planetas, fue el primero en plantear esta hipótesis allá por el año 1614, después de observar conjunciones planetarias entre Mercurio, Júpiter y Saturno a principios del siglo XVII. Sus cálculos situaban la última conjunción planetaria de este tipo entre los años 7 y 6 a.C., por lo que podría coincidir con el nacimiento de Jesús, el Mesías esperado por los profetas.
Otra explicación habla de una nova alrededor del año 5 a.C., que es una explosión ocurrida en una estrella aunque no tan fuerte como una supernova. Dicen que iluminó los cielos y duró aproximadamente poco más de dos meses, tiempo necesario para indicar a los Reyes Magos hacia dónde se tenían que dirigir.
Últimas investigaciones
Marc Kidger, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias, argumenta que no fue un fenómeno, sino la suma de varios, lo que alertó a los magos de que la llegada de Jesús. La triple conjunción de los planetas Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el 7 a.C. la interpretaron como una primera señal, que estuvo seguida de otras sucesivas conjunciones planetarias. Cuando vieron la nova brillar en el cielo entendieron que debían partir hacia Belén, lo que les llevó unos meses de camino mientras la nova estuvo visible, y al final del cual encontraron a Jesús.
“La Adoración de los Reyes Magos”, Giotto
Lo cierto es que todo lo que sabemos acerca de fenómenos celestes ocurridos en la época en la que se sitúa el nacimiento de Jesús está expuesto anteriormente. Se barajó la idea de que el cometa Halley fuera la “estrella” de Belén, pero su visibilidad desde la Tierra tuvo lugar en el año 12 a.C., bastante antes del nacimiento. Esto ocurrió debido a que el pintor Giotto di Bondone (1267-1337) representó en su obra “La Adoración de los Reyes Magos” la estrella con cola, como si fuera un cometa, después de quedar fascinado al observarlo en el año 1301. Otras teorías hablan de extraterrestes y fenómenos paranormales, pero es evidente que en este espacio no tienen cabida…
Quizás este fenómeno será un misterio durante mucho tiempo. Aquí sólo nos limitamos a contar lo que ocurrió en el cielo durante aquella época. Si está relacionado o no con la llegada del Mesías, que cada uno saque sus propias conclusiones.
¡FELIZ NAVIDAD FLORSELVÁTICA!
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