Reflexión; Magia.
Hola a todos y bienvenidos una mañana más a este rinconcito. Hoy me he levantado muy pronto, la casa está en silencio y después del día de ayer, lluvioso y melancólico, me toca reflexionar.
Ya sabéis que hago estos post sobre la marcha así que de antemano pido perdón por los fallitos que pudiera cometer, y dicho esto empiezo mientras me tomo un café muy caliente, y como siempre estoy con mi gato, al menos hasta que el radiador esté bien caliente, que muchas veces me cambia por la calefacción, ainnns.
Y sin más rollo empezamos.
Como de costumbre no sabía muy bien de que iba a hablar hoy, pero ya que hemos tenido la Navidad tan cerca y recordando un poco las cosas pasadas a mi mente ha venido una palabra; Magia.
Y es que creo firmemente que la vida debería estar llena de magia.
Está claro que hay muchas etapas de todo tipo, momentos buenos y malos, la vida en cierto modo es cíclica y se van sucediendo hechos que nos marcan, pero en mi modesta opinión, todo esto es mejor si lo aderezamos con un poquito de magia.
Cuando era pequeña y creía en los Reyes Magos y demás seres mágicos que pueblan nuestras infancias era muy feliz. Mis padres intentaban que fuese atesorando buenos momentos, y salpicaban de magia todo lo que hacíamos.
Y cuando por esas cosas de la vida descubrí la verdad, hicieron que siguiera creyendo en la magia. De acuerdo, Melchor ya no iba a traerme regalos, pero ellos sí, y me seguirían llevando a la Cabalgata, y preparábamos juntos una merienda especial, y al día siguiente, después de abrir nuestros regalos y peregrinar por las casas de la familia a buscar más regalos, siempre hacíamos algo especial, la magia seguía presente en mi vida.
Pero no me refiero a la magia solo en momentos puntuales, es algo que va más allá.
Mis veranos, por ejemplo, eran mágicos y esto ocurría así por una razón; porque mis padres y abuelos desbordaban ilusión.
Ayer lo hablaba con mi hermana y con mi madre, desde el primer día de vacaciones mi madre planeaba cosas chulas para que nuestros veranos fuesen fantásticos, pero no me refiero a cosas carísimas, de hecho algún año no nos fuimos de vacaciones y ni lo notamos, me refiero a momentos especiales.
A veces simplemente preparábamos una merienda y nos íbamos sin rumbo a caminar por una zona de monte que había cerca de donde estaba mi casa. Mis padres nos contaban historias de su infancia y nosotras buscábamos un prado especial para merendar. Otras nos íbamos a coger grillos o renacuajos, a comer moras como locas o a pasar el día en la playa. Pero no es lo que hacíamos, es la magia que percibía desde que nos levantábamos hasta la hora de volver a casa, y eso era producto de la ilusión.
Lógicamente nadie tiene la vida perfecta, y pasan cosas malas, pero si se quiere y se intenta, lo bueno prevalece y la sensación de la magia nos sigue invadiendo.
Con el tiempo fui creciendo y siempre sentí esa magia, en muchos instantes.
Este día fue genial, por la mañana en la playa y comimos con estas vistas...qué tiempos.
Y claro, donde jamás nos puede faltar la magia es en el amor...una pareja puede ser maravillosa pero sin magia y pasión no es lo mismo.
Yo llevo veintitantos años con mi marido, y desde luego nos queremos, sino sería impensable seguir juntos, pero tengo claro que no podría seguir si nos faltase la magia. No sé describirlo, no es algo concreto, es solo esa sensación que sientes cuando alguien te regala algo único, una risa en el momento necesario, un abrazo cuando no lo has pedido pero te calma el alma, una palabra que no sabías que existía...es eso que se necesita.
Por mucho que con el tiempo el amor se transforme en cariño yo pienso que se necesita mucha magia, muchos momentos únicos, pasión y todas esas cosas que rodean al amor. Es mi opinión, claro, pero mi marido es mi marido, no quiero que sea un amigo o un hermano, quiero besos irrepetibles y temblar de nervios al verlo llegar a casa, quiero tener magia.
Y cuando se tienen hijos entonces la magia se desborda. Al principio quizás no tanto, hay que adaptarse, conocerse, y aunque es una etapa preciosa la verdad es que es cansada, se duerme poco y es una especie de aprendizaje.
Yo recuerdo la etapa desde los tres años, más o menos, a los nueve, de mis hijos, como una época de felicidad plena. No me faltaba ningún familiar, ni siquiera mis abuelos, todos teníamos una buena economía y mucha salud y estábamos constantemente haciendo cosas en familia o nosotros solos con nuestros hijos, siempre disfrutando.
Cuando veo fotos de esa época irradian felicidad.
Esta foto ya la he puesto más veces pero es de un día de esos perfectos que no se olvidan...
Con el tiempo las cosas cambian, se nos va gente muy querida, la crisis golpea y ya no es lo mismo, pero hay que luchar porque siga habiendo magia. Y aunque ya no es algo tan constante, aunque no estoy tan libre de problemas como estaba en otras etapas, siento que hay magia, está más dispersa y hay que buscarla con atención, pero sigue ahí.
Y entonces es cuestión de mirar con atención y la veo; está en mis gatos, en el paseo que di ayer por la tarde con mi marido compartiendo paraguas y pensamientos, en una cena especial, o en unas palabras de alguien a quien no te esperabas encontrar.
No me digáis que esto no es magia.
Y aunque la vida a veces se complica, aunque a veces parece que nada está en su sitio, con ganas y alegría todo mejorará, y la magia nos habrá ayudado a salir del pozo.
Quizás nunca vuelva a ser tan feliz como lo era de niña o con mis hijos pequeños, no sé, ahora llevo una mochila llena de cosas tristes con las que estoy aprendiendo a vivir, pero la vida nos sorprende y quizás sea aún más feliz en otros momentos, ahora tengo otras expectativas pero sigo disfrutando de esas pequeñas cosas que nos da el día a día.
Y con más o con menos, más joven o con más años, si algo tengo claro es que no puedo vivir sin magia.
Bueno, pues hasta aquí el post. Una vez más he divagado sin llegar a ninguna parte, pero es que estos días he estado recordando muchas cosas buenas y me he dado cuenta de lo importante que es la ilusión y el optimismo. Si habéis llegado hasta aquí os merecéis un premio, jejejeje.
Mil gracias por leerme y nos vemos el sábado en el repaso semanal.
Y vosotros; ¿Creéis en la magia? ¿Es posible ser feliz sin ella, siendo simplemente pragmáticos? ¿Y en el amor sin magia ni pasión?
Hasta el sábado.