El complejo fenómeno social y cultural que tendría que Prolongarse a lo largo de medio siglo –pues en alguno concluye con el final de la Gueml Civil, como entonces vamos a tener ocasión de proponer- de la evolución, apogeo y extinción (de las Colecciones periódicas o revistas literarias que se comienzan 1907 con la aparición de “El Cuento Semamal” permanece inestudiado en su globalidad.
Fenómeno científicamente intratable sin una anterior cataloga, lo más pormenorizada posible, dei Conjunto de la producción editorial de los, por lo menos, cincuenta o sesenta primeros años del siglo XX. Esta pretensión que puede parecer desmesurada, no lo es tanto si se cree que el fenómeno mencionado supone una doble ruptura: la del modelo editorial decimonónico simultáneamente, de los planteamientos, géneros formas y estructuras literarias del siglo que le antecede. Si bien quizá pueda parecer pedante, e inclusive intempestivo, convendría recordar Ia ya olvidada afirmación de Sartre: “el fenómeno remite a la serie infinita de sus apariciones”. Las “apariciones” de un fenómeno social y cultural de carácter literario no son, en modo algu no, infinitas, sino mesurables y muy específicas. Su estudio estricto requiere la catalogación de obras y autores, el análisis detallado de sus contenidos y, en paralelo, la caracterización sociológica de escritores, lectores y de todo el conjunto social en el que hubo de desarrollarse dicho fenómeno. Lo contrario: proceder a un análisis crítico sin un anterior conocimiento lo más completo posible de las fuen tes, conduce a gravísimos fallos y aseveraciones aventuradas carentes de fundamento, como realmente bien se encargó de demostrar Ferreras en su análisis y catalogación de la novelística del siglo XIX; sin que Las críticas que han objetado su tarea no pongan de manifiesto más que lo ambicioso de su empeño Y ias tremendas dificultades de su Consecución ante la pérdida generalizada de las fuentes originales; Situación esta que, de forma aún más culpable, dada Poral, tiene igualmente lugar en da de las primeras 4 a la expuestas o el Primero. Fútbol Club Sainz de RobleS, después Granjel, con sus aportaciones pusieron sobre el tapete la existencia del fenómeno novelístico que, de nuevo pretendía ser ignorado; y lo plantearon con el intento glohalizador apuntado.
Más tarde, tanto en ia novela como en el teatro han tenido lugar catalogaciones y análisis globales de algunas compilaciones efectuadas dentro y fuera de nuestras fronteras (seis-ocho). Finalmente, Siguan Boehmer , Santonja y Litvak han estudiado a tondo las compilaciones de novela de inspiración política, libertaria y/o revolucionaria, sus autores y
contenido e inclusive su catalogación. La propia Litvak ha dedicado asimismo una parte de su obra a las series de carácter erótico , trabajo completado con Ia catalogación, o noticia bibliográfica de las mismas, no por breve menos importante, efectuada recientementepor Blas Vega.
Todos estos estudios ya publicados, y otros muchos en curso van sentando Ias fases de otro de carácter totalizador que quizás llegue a efectuarse, o no, mas que sería dei máximo interés se Ilevara acabo, si bien fuera fruto de un esmero individual y de una penufla de medios como ia que de forma encomiable tuvo que enfrentar, deseo aclarar velozmente que alguno, las claves del fenómeno tan repetidamente están en el estudio de las colecciones de novela Corta.
En mil novecientos siete-1957, sino más bien en el Conjunto de la producción editorial, tanto de ese período Como de los precedentes y Posteriores. Asimismo las obras’ de teatro Y poesía -esta última de dimensiones infinitamen te menores- no deben abstraerse de su carácter de géneros omnipresentes a lo largo de toda Ia historia de Ia literatura española desde los siglos X hasta el último tercio del , lo que los hace totalmente disímiles de la novela, cuya desaparición tajante que Ia postulada- tiene sitio prácticamente tras la irrupción de Cervantes. A partir de ese momento, la genialidad de EI Quijote es proclamada agregando a sus méritos objetivos su carácter de anti-novela, al entender que su puesta en solfa y cuestión de las de caballerías era extensivo al conjunto del género. La contrincante de la novela duraría casi 3 siglos concluyendo -tal vez!- en el Padre Ladrón de Guevara S.J. (diecisiete), paradigma de Críticos, que (no) leyó 2.115 novelas y Ias denostó todas y cada una. Su admonición del género narrativo no es inocente, a pesar de su origen pío. Los Ladrón de Guevara que el mundo han sido, con o bien sin traje talar, no repudian otra cosa que Ia libertad del lector frente al texto, ia literatura concebida como libertad individual, como ejercicio solitario, como onanismo intelectual, en su sentir nefando. Repudian y anatemizan Ia literatura como solaz y placer inteligente, como diversión. Las novelas y, todavía más, sus hijos menores, la novela corta y el cuento, SOfl “pequeñeces”,
“vanalidades”, “trivialidades”. Salvo que us contenidos sean moralizantes, ejemplarizantes, adoctrinantes, socializantes, intelectualizantes, hipercultu riza mes, fjsjocratizantes, modernizantes Cionantes, psicoanalizantes tofélico método de planteamiento udo esenlace inventadas que nada deben ver con el solar tes, con Ias virtudes y/o vicios señeros de más fundamental cuyo Cosmos se empieza en Mohy Dick es una novela Carroll y Swift.