Aunque no he sido nunca deportista, el deporte en sí me parece fantástico, y el
que la gente busque sentirse mejor a través de él, es totalmente positivo.
El sentirse bien físicamente es el ingrediente principal para que exista una buena armonía entre cuerpo y mente o, como dirían otros, cuerpo y alma.
Otra cosa totalmente diferente es el deporte de competición:
En este tipo de deporte, no se trata de superarte mediante ejercicios; aquí se trata de derrotar a “otro”. Se trata de demostrar, no solamente que eres bueno, sino que eres mejor que tu contrincante. Hay que dejar mal a alguien para sentirse bien.
Es un sucedáneo de la guerra, y en los deportes que arrastran masas (el fútbol es el que más) se ve claramente la similitud.
Dos equipos (ejércitos) que se enfrentan, y sus seguidores, que ven la “batalla” como si, de verdad, les fuese la vida en ello.
Ya no se trata de un juego. Se trata del simulacro de una auténtica contienda bélica.
Cuando no hay ejércitos (equipos), y el enfrentamiento es individual (tenis, boxeo, etc…) se asemeja más a la lucha de los gladiadores; pero solo por el número de los contendientes, en todo lo demás, es completamente igual.
Hay que batir records de velocidad, de fuerza, de lo que sea.
Pero parece que esto nos sabe a poco. Se nos queda pequeño. ¿contra quién más podemos enfrentarnos?.......Ya está, contra la Naturaleza.
Si a un señor se le ocurre cruzar el Cabo de Hornos subido en una tabla de planchar, seguro que no le faltan los patrocinadores y, si no se ahoga ¿qué habrá demostrado? Pues eso, que ha tenido una suerte del Copón.
Cuando muere un bombero intentando salvar a las víctimas de un incendio (o de cualquier peligro) No solo me parece bien que le den una medalla a título póstumo; deberían hacerle un monumento a la heroicidad.
Pero cuando muere un alpinista, porque se le ha ocurrido escalar el K2, en la peor época del año y por la cara más difícil……………..No puedo decir que me alegre (no me alegra la muerte de nadie). Pero no hacía ninguna falta que acometiera semejante “proeza”.
No creo beneficiar a nadie si, en lugar de coger el ascensor, subo hasta mi casa escalando la fachada.
Angel
