Corazón y furia pasiega.
Hacía tiempo que no se sentía tanta expectación en el Escenario Santander y no era para menos; Quique González, uno de los grandes de nuestro país y desde hace ya más de una década afincado en los Valles Pasiegos, presentaba su nuevo trabajo “Me mata si me necesitas“, acompañando de toda una banda de detectives: Edu Ortega, Pepo López, Alejandro Climent, Edu Olmedo y David “Chuches” en sustitución de Ricky Falknera los teclados, así como Nina de la banda Morgan.
El concierto estuvo dividido en varios actos diferenciados. El primero tuvo por misión presentar el nuevo disco, siguiendo precisamente el orden de canciones del mismo; comenzó la noche con “Detectives”, una canción perfecta para abrir boca, tanto en un disco como en un bolo, y que marca el camino de las demás; la siguieron “Se estrechan en el corazón”, primer single del disco; “Sangre en el marcador”, tema muy coreado por la sala y “Charo”, un auténtico hit con el que, tanto el público como la banda, se entregó de forma definitiva y con la que se presentó Nina, con una voz capaz de hacer subir a los cielos o bajar a los infiernos, a la que quizá se le echó en falta algún instrumento de percusión para que la comunión con la banda fuera completa. Cerró este bloque de canciones “Cerdeña”, dejando un poso de calma que iba a durar bien poco.
En el segundo acto, Quique optó por rememorar canciones de sus anteriores discos pero siguiendo el hilo conductor que ha marcado tanto el nuevo disco como la gira en marcha. La temática noir se fue sucediendo con “Kit Chocolate”, “Caminos estrechos”, “¿Dónde está el dinero?” o “Tenía que decirtelo”. Temática que no solo se sigue en lo que a canciones se refiere, pues tanto la escenografía como el vestuario aparecen impregnados de esa atmósfera de cine negro que nació con El halcón maltés o La llave de cristal.
También hubo tiempo de dedicar unos cuantos temas a uno de los discos más apreciados, tanto por la crítica como por el público, y que el pasado año cumplió su decimoquinto aniversario: Salitre 48. “Tarde de perros”, “Crece la hierba“, “La ciudad del viento” o una nueva versión de “Salitre” se fueron sucediendo; se atrevió incluso con “Día de feria” a pesar de no estar prevista inicialmente en el setlist, y cedió el testigo a Nina para que partiera literalmente “De haberlo sabido“. Para concluir este bloque, “Permiso para aterrizar”, interpretada a guitarra y voz, con Quique solo en el escenario.
Y tras este caminar por el pasado, vuelta al presente y a “Me mata si me necesitas“; en esta ocasión para interpretar sus cinco últimas canciones.Mención especial merece “La casa de mis padres“, que en palabras de el propio Quique es uno de los mejores temas que ha llegado a componer y que conmovió a toda la sala, entre los que se encontraba, por cierto, el gran Carlos Tarque, vocalista y frontman de M-Clan.
Llegado el último acto, dedicado a los bises, una ráfaga temazos. Sonaron “Pequeño rock and roll“, “Su día libre“, “Avería y redención“, “Kamikazes enamorados“, “Clase media” o la que supuso el colofón, la particular ranchera “Dallas-Memphis” que interpretó a dúo con César Pop, autor de unos de los discos más bonitos de año, “Noticias del norte”.
En definitiva, un artista en su mejor momento y una banda que funciona acompasada como un sano corazón; será porque que a las tablas que cada uno de ellos lleva a sus espaldas se une precisamente eso: corazón en todo lo que hacen.
Redacción: Javier Blanco
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