Robert Sherrod (foto de la izquierda) se bajó en la pelea con los Marines para proporcionar un informe detallado. El corresponsal de guerra Ernie Pyle (foto derecha, centro, en Anzio, Italia) se enfrentó a las líneas del frente para retratar la guerra de forma realista. La dedicación de Pyle le costaría la vida en 1945. (Izquierda: Archivo Nacional; Derecha: Peter Stackpole/Time Life Pictures/Getty Images)
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WINSTON CHURCHILL, un consumado reportero del campo de batalla mucho antes de convertirse en estadista, dijo que la misión de un corresponsal de guerra es simple: es ir “tan lejos como puedas y tan rápido como puedas”. Para Robert Sherrod, que cubrió algunas de las batallas más sangrientas de la guerra en el Pacífico, eso significó viajar más de 100.000 millas en avión y barco de guerra y aterrizar con los Marines en Tarawa, Saipán, Iwo Jima y Okinawa.
Despachos de
el Pacífico:
El informe de la Segunda Guerra Mundial de Robert L. Sherrod
Por Ray E. Boomhower.
260 páginas. Indiana University Press, 2017. 24 dólares (en rústica).
Su libro sobre Tarawa, publicado sólo unos meses después de la campaña, sigue siendo un clásico del reportaje de guerra en el frente. Pero fue en sus escritos para Tiempo y Vida que Sherrod dio a millones de americanos una clara, y a veces descarnada, imagen de lo que los Marines estaban encontrando mientras luchaban a través del Pacífico. Biografía de Ray E. Boomhower Despachos desde el Pacífico: El reportaje sobre la Segunda Guerra Mundial de Robert L. Sherrod es una lectura convincente sobre un reportero cuya dedicación, empuje y valentía personal llevó la guerra a casa.
Sherrod, preocupado de que el público americano se hubiera vuelto complaciente sobre lo que se necesitaría para vencer a los japoneses, estaba decidido a producir un retrato realista del combate en el Pacífico. Logró su objetivo utilizando una prosa vívida, producida en condiciones peligrosas y primitivas.
A nivel personal, Sherrod estaba motivado por el mismo espíritu que impulsaba a los Marines a los que había llegado a reverenciar. “Sherrod demostró estar dispuesto a arriesgar su vida en lugar de hacer creer a los Marines que era uno de los ‘comandos de comunicación’ que escribía sobre el combate desde la seguridad detrás de las líneas”, escribe Boomhower . Temeroso cuando estaba a punto de subirse a una lancha de desembarco para Iwo Jima, Sherrod consideró quedarse en el barco pero cambió de opinión cuando, el autor explica, “vio las caras de los Marines de la Cuarta División de Marines que tenía programado desembarcar con caras que tenían escrito en ellas ‘el mismo miedo que se apoderó de mis tripas”. Sherrod…